Marco Pérez: ¿Petróleo a precio negativo?
Este lunes nos encontramos con la noticia de que el petróleo se estaba vendiendo a precios “negativos”, y la verdad, es que la noticia se refería únicamente al precio del petróleo en los mercados a futuro, correspondientes solo al mes de Mayo, (entregables a partir del 1 de Mayo) y cuyo mercado bursátil dejaba de cotizar precisamente el pasado lunes como último día negociable, ya que estos mercados cierran unos días antes, debido a que lo que se negocia son barriles “físicos” de petróleo, y se tiene que organizar la entrega material de los barriles amparados con estos contratos.
Es decir, quienes le apostaron (hace algunos meses) a comprar futuros de petróleo crudo entregables en mayo, y cuyo compromiso de adquirirlos (físicamente) era solo modificable hasta el lunes 20, ya que cerraban las cotizaciones de los contratos para entrega en mayo, tuvieron que “rematarlos” literalmente, ya que como son meros especuladores, que no usan el crudo ni tienen capacidad de almacenamiento, pues revenden estos contratos a quienes sí los ocupan, como son las refinadoras de petróleo, estaban ante el compromisos de tener que recibir físicamente los barriles de petróleo, sin tener donde almacenarlo ni a quien venderlo, ante la crisis de la sobreoferta petrolera.
De tal suerte, no tuvieron más opción que “pagar” para que alguien más les aceptara sus contratos de entrega en mayo, configurando así un precio “negativo”, en el último día hábil para transferir sus posiciones, materializando una pérdida como un mal menor.
De hecho, los contratos a futuro para entrega en junio, se comerciaban por encima de los $22 dólares por barril, ya que aún es prematuro especular que la sobreoferta y la caída en el consumo mundial, producto de la pandemia, llevaría de nuevo a los especuladores a deshacerse de sus posiciones para entrega en Junio.
El golpe, entonces, fue solo para los especuladores que adquirieron petróleo a futuro (con entrega en Mayo) sin tener instalaciones donde almacenarlo ni tener un uso específico para el crudo, ya que el objetivo era revenderlo, por lo que estas cotizaciones de esos futuros a precios “negativos” no debe preocupar mayormente a los países productores de petróleo, como México.
De hecho, resulta un contrasentido pensar siquiera en la posibilidad de que alguien pueda vender algo a precio “negativo”, es decir, que además de entregar físicamente el bien producido, se le tenga que pagar al comprador para que se lleve lo que nos ha costado dinero producir, ya que la opción de no vender, sin lugar a dudas, es menos onerosa.
Es decir, no perdió ningún país productor de petróleo, ya que nadie “vendió” petróleo a precio negativo, y lo que se vendió con pérdida fueron contratos a futuro adquiridos por especuladores profesionales, producto de un mercado convulsionado que los obligó a “minimizar” pérdidas, producto de adquisiciones especulativas de futuros de petróleo.
Por otra parte, las condiciones en las que se encuentra actualmente el mercado petrolero mundial, caracterizado por una sobreoferta que empuja los precios a la baja, y que la pandemia del Covid-19 ha venido a agudizar de manera profunda, por la baja en el consumo que conlleva la recesión mundial, hace factible que el productor de petróleo venda incluso por debajo de su costo total de extracción, en un proceso, precisamente, de minimización de pérdidas.
Esto ocurre cuando el precio de venta, aunque no cubra el costo total del producto, es superior al Costo Variable Medio de lo producido, ya que esto permite, con el producto de la venta, cubrir los costos variables y algo de los costos fijos.
En el mercado petrolero, ciertamente que cada pozo tiene diferentes costos de extracción, siendo el petróleo más caro el que se extrae de aguas profundas, cuyo costo se estima que ronda los $40 dólares por barril, mientras que en suelo firme, el costo va desde 50 centavos por dólar que se estima en Arabia Saudita, hasta $12 o $14 dólares en otros países, dependiendo también de la antigüedad y características de cada pozo.
Con motivo de la reforma energética promovida por la anterior administración federal, incluso se llegó a publicar que a Pemex le costaba solo $5.60 dólares extraer cada barril de petróleo, por lo que el mayor negocio se configuraba en la extracción, no así en la refinación, cuya utilidad se estimaba solo en un dólar por galón de producto refinado.
Si bien se puede conjeturar que el costo anterior no incluye los pasivos laborales de Pemex, y que el verdadero costo debe ser mayor, la actual administración no ha revelado ninguna nueva estimación al respecto, pero definitivamente que si los precios internacionales de venta “spot” se sitúan por debajo de los $20 dólares por barril, la actual carga fiscal de Pemex (aún con su anunciada “reducción”) haría imposible que se pudieran cubrir los costos totales de extraer y refinar el petróleo crudo.
Parece inminente e inevitable, una crisis en las Finanzas Públicas.
Esta es una columna de opinión. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad únicamente de quien la firma y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.