Vigilia en Ciudad Quesada por asesinato de Yuliana Ureña; allegados claman por justicia

Familiares y amigos de la estudiante Yuliana Ureña Quirós, junto a vecinos de Ciudad Quesada de San Carlos, organizaron una vigilia el sábado para pedir justicia por el crimen de la joven de 19 años, cuyo cuerpo apareció el viernes en un lote baldío.

A las 6 p. m., decenas de personas vestidas con camisetas blancas comenzaron una caminata desde el Liceo San Carlos, donde estudiaba Ureña en horario nocturno, hasta el sitio donde fue encontrado el cuerpo por familiares, quienes la vieron por última vez el jueves en la tarde.

En el lugar, armaron un altar con flores y velas. Allí permanecieron en vigilia acompañados con cantos. En medio del dolor y el llanto, los presentes pidieron a las autoridades justicia para Yuliana. Ellos clamaron para que este tipo de casos no quede sin castigo e imploraron para que las leyes sean más rigurosas.

La mañana de este domingo, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) capturó en Naranjo a un hombre de 39 años, de apellido Acuña, como sospechoso del asesinato.

José Garos Alvarado, padrastro de la joven, declaró a La Nación: “Yo sé que el OIJ está haciendo todo lo posible, pero que se esfuercen más, que una situación como estas no vuelva a sucederle a otra muchacha, que otra familia no vuelva a sufrir como estamos sufriendo nosotros”.

Garos calificó como “increíble” el apoyo recibido por la comunidad. “Agradezco a todos los que han apoyado; estoy sin palabras, se me fue mi bebé, me va a hacer mucha falta”.

El abuelo de Yuliana, Héctor Quirós Castro, también se mostró agradecido ante la gran cantidad de personas que llegó a la vigilia.

“Ruego a las autoridades que, cuando lo agarren (al sospechoso), no lo suelten a los ocho días, porque sale a hacer el daño a cinco o más personas, y hacerles el daño igual o peor de lo que ha hecho; sean conscientes, no tenemos por qué estar pagando esto”, exclamó Quirós.

“Mis hijas viven aquí en San Carlos, yo vivo en Cartago, allá yo estoy tranquilo y feliz, cuando suena el teléfono y me dicen que mi chiquita se perdió, no llegó a la casa; inmediatamente, uno piensa lo peor, ahora a como está la situación, a como está la maldad en los corazones de estos malandros, en lo primero que piensa uno es una catástrofe”, declaró.