El número 28 de la calle Florida de Vitoria fue uno de los edificios más distinguidos de Vitoria en el siglo XIX. Como en todos los edificios señoriales de la época, aquí también los mejores pisos son los dos más bajos y en el tejado se esconden dos buhardillas tan pequeñas que difícilmente serían habitables en el siglo XXI. Sin embargo, su estrucutra no pasa las inspecciones técnicas requeridas a los edificios desde el año 2018. De ahí que el Ayuntamiento haya decidido venderlo para que su futuro propietario pueda darle una segunda vida a estas viviendas. Hasta ahí podría considerarse una operación inmobiliaria al uso. Sin embargo, en este caso la transacción está bloqueada por un litigio que tiene más de espiritual que de terrenal . El último inquilino , que se niega a desalojar su piso, alega que la titularidad del ayuntamiento no es válida porque su antigua propietaria, doña Virginia, se lo cedió en su testamento a cambio de garantizarse un número cuantioso de misas por su alma hasta la eternidad. Este hombre asegura que el Consistorio no ha cumplido con sus obligaciones como heredero. Y es que, Eulalia Virginia Sáenz de Ormijana Martínez murió sin descendencia y legó la propiedad al pueblo de Vitoria a cambio de que éste honrara su memoria y la de su difunto marido, Alejandro de Zumárraga. En sus últimas voluntades dejó escrito que el Consistorio debía encargar cada año 54 misas por su alma y otras tantas por el alma de su esposo, lo que harían un total de 108 misas al año que garantizarían su descanso eterno. El inquilino rebelde asegura que el Ayuntamiento jamás cumplió con las «condiciones espirituales» de doña Virgina, y por eso se niega a desalojar su piso. Noticia Relacionada estandar Si El testamento solidario despega y ya lega 2,8 millones de euros a las ONG Míriam Antolín Castilla y León es la cuarta autonomía en la que más se utiliza esta fórmula Se trata de un hombre de mediana edad, que heredó el contrato de alquiler de sus padres. En el año 1970 doña Virginia alquiló uno de los terceros pisos a un matrimonio formado por un tornero y su mujer a cambio de 2.800 euros al mes. Al cambio serían unos 17 euros, que teniendo en cuenta la inflación ascenderían a unos 400, un precio muy por debajo de los que se pueden encontrar en la actualidad en el centro de Vitoria. Alegación infundada Sin embargo, el Ayuntamiento ha desestimado sus alegaciones. Considera que se trata de una alegación «infundada». Asegura, además, que sí se realizaron las misas solicitadas entre los años 1980 y 1985. Incluso se llegó a plantear la posibilidad de solicitar a la Santa Sede una bula que le eximiera de celebrar más ceremonias, aunque nunca se llegó a materializar.´ El Ayuntamiento de Vitoria decidió poner a la venta el inmueble para aportar liquidez a sus arcas aunque llegar al anuncio de la subasta no ha sido un trámite fácil. En la actualidad todavía hay tres inquilinos residiendo en los pisos. Dos de ellos son propietarios y el Consistorio ha cerrado un acuerdo para que continúen manteniendo la propiedad de sus pisos tras la venta. Una vez cerrado el acuerdo, en el mes de septiembre anunció la subasta del 75% restante del inmueble por un precio de salida de 676.439 euros, sin incluir impuestos. Ha dado por terminado el contrato con el inquilino díscolo, pero de momento, éste, se niega a abandonar el piso.