Decepcionado, abatido, demacrado... La imagen que mostró este jueves Pedro Sánchez en Ferraz tras la dimisión de Santos Cerdán, quien fuera su mano derecha durante más de una década tras un exhaustivo informe de la UCO , esconde en sus gestos un gran enfado, vergüenza e incluso «un atisbo de culpa». Cabizbajo, el presidente del Gobierno se enfrentó ayer a su primera rueda de prensa con preguntas en más de un mes y lo hizo cargado de tensión y un fuerte nerviosismo perceptible desde el mismo comienzo de su comparecencia, según la experta en comunicación no verbal Vanessa Guerra. «Al inicio, mira a los medios, al atril, otra vez a los medios y hay un balanceo . Hace un leve chasquido con la lengua y hay un microgesto, un guiño cuando se dirige a la prensa», analiza. En un momento dado incluso da una bocanada de aire antes de hablar. «Esto sucede cuando te cuesta exponerte en algo, porque te vas a enfrentar a un desafio, a un reto». En los cuatro minutos que duró la declaración previa a las preguntas de los medios, la autora de 'El lenguaje corporal de las emociones' ve una evolución en el discurso, que pasa rápidamente al enfado y la tensión. «Cuando empieza a explicar los motivos de la comparecencia, el labio inferior presiona al superior, lo que denota vergüenza ». Vuelve a mirar al atril, hace una 'U' invertida, traga saliva al final... «Hay una expresión de decepción, que no sé hasta qué punto está posada porque la mantiene unos segundos», explica. Y es que estos breves parones que apenas duran segundos se repiten hasta en tres ocasiones, «son dos o tres momentos de cierta pose», dice, enmarcada en una «puesta en escena». Si bien el líder del PSOE pidió perdón a los militantes y afiliados socialistas en varias ocasiones, hay un gesto «confuso» en esas disculpas para la experta, ya que no coinciden sus palabras con la expresión que muestra. «Tiene el gesto fruncido, tensión en los labios, pero se le estira la comisura. Mientras pide perdón muestra tensión y enfado», dice. A su juicio, toda esa decepción que el presidente insiste en remarcar por la confianza depositada en su mano derecha «no deja de encubrir un enfado mayor» e incluso lo que puede ser «un atisbo de culpa» al morderse el labio inferior en un gesto inconsciente. La puesta en escena en la que Guerra enmarca todo el discurso de Sánchez tiene otros componentes que no han pasado desapercibidos como es el maquillaje, que si bien es una parte esencial cuando hay cámaras delante para evitar brillos e imperfecciones, los pómulos tan marcados que mostraba el presidente del Gobierno apuntan a una técnica expresa para acompañar la imagen demacrada. «No sé si se han querido marcar en exceso como símbolo de derrota, y eso provoca lo contrario». Los gestos de decepción, dice Guerra, que están presentes en toda la rueda de prensa, pierden «naturalidad y realidad» de esta forma.
