Si su entorno no le tuviese tanto miedo, alguien de confianza debería decirle a Sánchez que ya que no piensa hacer lo correcto, es decir, convocar elecciones y dejar que decida el pueblo, lo que más le convendría en esta situación tan delicada es un perfil discreto. Que ese intento de contraataque con el que pretende eludir sus graves responsabilidades sólo está sirviendo para que los españoles, también muchos de sus simpatizantes, vean a un líder descompuesto, fuera de control, presa de una patente crisis de nervios. Que esa forma de anteponerse a sí mismo –Ignacio Varela le ha contado las veces que dijo el lunes la palabra «yo»: treinta– no retrata a un gobernante traicionado por colaboradores deshonestos sino...
Ver Más