Si hay algo bueno en todo esto de la
Inteligencia Artificial (IA), más allá de lo mucho que nos ahorra tiempo y complicaciones, es que
no tiene pelos en la lengua. Le puedes preguntar lo que sea, incluso cosas algo delicadas, y no se corta. Así que, si le lanzas una pregunta un poco controvertida, lo más probable es que te conteste sin rodeos, incluso sobre
temas más subjetivos.
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