Cómo preparar la receta de lasaña de calabacín sin pasta y sin renunciar al sabor
Con los ingredientes adecuados, algunos trucos de preparación y una cocción bien controlada, es posible obtener una lasaña ligera, pero llena de sabor y con una presentación atractiva
Ni chorizo ni jamón, así se elabora el desconocido embutido de Extremadura
Para muchas personas, la lasaña es uno de esos platos reconfortantes que nunca fallan. Sin embargo, su base tradicional de láminas de pasta puede ser un obstáculo para quienes buscan reducir carbohidratos, evitar el gluten o simplemente comer más ligero sin perder sabor. Aquí es donde el calabacín entra como una alternativa eficaz y saludable.
Sustituir la pasta por calabacín puede parecer simple, pero lograr que el plato conserve la textura, estructura y riqueza de una lasaña clásica requiere algunos cuidados. El calabacín tiene un alto contenido de agua y un sabor más suave, por lo que es importante prepararlo de forma adecuada y combinarlo con ingredientes que aporten intensidad y equilibrio.
El objetivo es conseguir una lasaña sin pasta que no se sienta como una versión incompleta, sino como una receta sabrosa y satisfactoria. Con los ingredientes adecuados, algunos trucos de preparación y una cocción bien controlada, es posible obtener una lasaña ligera, pero llena de sabor y con una presentación atractiva.
Historia de la lasaña y sus tipos
La lasaña tiene sus raíces en la antigua Roma, donde ya en el siglo I d. C el gastrónomo Apicio mencionó en su recetario un plato llamado “lagana”, elaborado con finas láminas de masa, relleno de carne y cocinado al horno. Aunque no era idéntico a la receta actual, sí sentó las bases del concepto de capas alternadas de pasta e ingredientes.
Incluso antes, el filósofo romano Cicerón expresó su aprecio por un plato llamado “lagum”, también hecho con tiras largas de pasta, lo que confirma que preparaciones similares a la lasaña moderna eran ya conocidas en la antigüedad. Durante la Edad Media, múltiples fuentes literarias mencionan versiones tempranas de este plato, consolidando su presencia en la tradición culinaria europea.
La versión más cercana a la lasaña actual aparece documentada en 1316, atribuida a Maria Borgogno, y más tarde en el siglo XIX con Francesco Zambrini, quien describió la receta con capas de pasta y queso. El tomate, hoy ingrediente básico, no se incorporó hasta finales del siglo XIX, cuando aparece en una receta publicada por Francesco Palma en 1881. Desde entonces, la lasaña ha evolucionado en múltiples variantes regionales, como la boloñesa, la napolitana o la de pesto, y ha dado lugar también a versiones en América Latina como el pasticho venezolano o el pastel azteca mexicano.
Los ingredientes y sus cantidades
Antes de comenzar con la preparación, es importante tener todos los ingredientes listos y en las cantidades adecuadas. Esta receta está pensada para cuatro porciones y puede adaptarse fácilmente según el número de comensales o las preferencias dietéticas. Los ingredientes que necesitas para elaborar esta receta son:
- 2 calabacines grandes
- 400 g de carne picada
- 400 g de tomate triturado
- 1 cebolla mediana
- 250 g de queso ricota o requesón
- 1 huevo
- 100 g de queso mozzarella rallado
- 2 dientes de ajo
- 1 cucharada de orégano
- 1/2 cucharada de albahaca
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta
Paso a paso para una lasaña perfecta
Para que una lasaña de calabacín sin pasta conserve la textura y el sabor característico de la receta tradicional, es importante cuidar cada etapa del proceso: desde cómo preparar el calabacín hasta el montaje final. Las instrucciones paso a paso para obtener un buen resultado son las siguientes:
- Prepara el calabacín. Lava los calabacines y córtalos en láminas finas a lo largo. Puedes usar una mandolina o un cuchillo bien afilado. Después, coloca las láminas en una bandeja, espolvorea con sal y déjalas reposar durante unos 20 o 30 minutos para que suelten el exceso de agua. Luego, sécalas con papel de cocina o un paño limpio. Este paso evitará que la lasaña quede aguada.
- Pica la cebolla y prepara la salsa. Pica la cebolla y añádela en una sartén grande junto con el aceite de oliva. Sofríe la cebolla durante unos cinco minutos a fuego medio hasta que esté transparente. Después, pica el ajo y añádelo hasta cocinarlo todo durante un minuto más. Luego, incorpora la carne picada y cocínala hasta que pierda el color crudo, desmenuzándola con una espátula. Más tarde, añade el tomate triturado, el orégano, la albahaca, sal y pimienta. Cocina a fuego lento durante unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando para que la salsa espese y se concentren los sabores.
- Mezcla el queso ricota. En un bol pequeño, mezcla la ricota con el huevo batido. Después, remueve todo muy bien hasta obtener una mezcla homogénea. Esta crema dará cremosidad y estructura al interior de la lasaña.
- Monta la lasaña. Precalienta el horno a 180 °C tanto por arriba como por abajo. Engrasa ligeramente una fuente para horno con aceite de oliva. Después, empieza a montar la lasaña con una capa de salsa, seguida de láminas de calabacín, una capa de mezcla de ricota, otra de salsa, y así sucesivamente. Termina con una capa de salsa y espolvorea por encima la mozzarella rallada.
- Hornea y sírvela. Lleva la lasaña al horno durante 30 minutos hasta que el queso esté bien fundido y ligeramente dorado. Si quieres, puedes gratinar cinco minutos al final para obtener una capa superior más crujiente. Finalmente, deja reposar durante al menos 10 minutos antes de cortar y servirla para que mantenga mejor su forma.
Otras variaciones de la receta
La lasaña de calabacín sin pasta es una base muy versátil que puedes modificar fácilmente para ajustarla a tus preferencias sin perder ese sabor delicioso que la caracteriza. Algunas de las variaciones que puedes realizar de esta receta son:
- Sustitutos de la carne: si prefieres una versión vegetariana, puedes cambiar la carne por lentejas cocidas, champiñones picados o soja texturizada. Estos ingredientes aportan una textura carnosa y absorben bien los sabores de la salsa. Para una opción vegana, asegúrate de usar quesos veganos o cremas a base de frutos secos y omitir el huevo.
- Variedad de quesos: además de ricota y mozzarella, puedes experimentar con quesos como el queso de cabra, el queso feta desmenuzado o un queso cheddar suave para darle un toque diferente.
- Otras verduras: puedes incluir otras verduras en capas junto al calabacín como berenjena, espinacas o pimientos asados. Recuerda que las verduras con alto contenido en agua, como la berenjena, también deben ser deshidratadas previamente para evitar el exceso de líquido.