Aún le pinchan y no sangra cuando Máximo Huerta recuerda el episodio de aquella tarde en la que acudió a Moncloa a dimitir, sólo una semana después de su toma de posesión como primer ministro de Cultura del sanchismo. Era un día de San Antonio; recuerda bien la fecha Huerta porque al margen del diita que pasó (que para él se queda) entendió de qué pasta estaba hecho Sánchez cuando se puso a reflexionar cómo pasaría él a la historia. «Mira cómo acabaron Zapatero, Aznar y González'… todos fatal. ¿De mí, qué dirán?». El marido de Begoña tuvo el cuajo de ponerse a hablar de él mismo y de la trascendencia de su obra con el dimisionario de cuerpo presente,...
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