Las dos personas normales se dan un paseo bajo el sol por el recinto de Ferias y Congresos de la ciudad, más gris que verde y más descubierto que techado, salvo por las propias naves de aluminio, cerradas hoy. La explanada acoge una exhibición de coches antiguos que a veces circulan un poco y a veces no, pero que en general tienen bastante con no desmoronarse. La primera persona normal dice: —Me gustan a mí los coches. —Y a mí. —Ya, pero yo lo he dicho antes. —Ya, pero no hay por qué elegir. No es como con las porras. —¿Qué pasa con las porras? Yo soy más de churros, te lo advierto. —Las porras de apostar, digo. —¿Te apuestas...
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