No hay quien le controle últimamente en el circuito profesional ATP, ya sea sobre tierra batida o en hierba. Está desatado, fijando a sus 22 años unas conquistas salvajes. Su ansia competitiva no se calmó ganando su segundo Roland Garros, el quinto Grand Slam. Allí se vació en la final más larga de la historia de París, 5h.29' ante
Jannik Sinner. También se entregó durante 3h.23' para sobrevivir en el londinense Queen's y meterse en cuartos de final.
Seguir leyendo...