Nadie dedica su tiempo ni pone palabras para defender aquello de lo que no sacará provecho personal. Los santos que han encontrado carencias en el mundo deciden ser no la voz de Dios , sino sus manos desatadas, y por eso, mucho más que hablar, actúan y se arremangan para educar a niños, curar a enfermos a los que otros no tocarían o construir orfanatos en Bangassou . Nadie habría venerado a San Francisco si sólo hubiera predicado la pobreza ante los comerciantes, ni a San Juan de Dios limitándose a criticar a los reyes y validos por la falta de hospitales para los pobres. Los que toman banderas de causas que se dicen justas no se comprometen más que...
Ver Más