El rey pide “ejemplaridad” a las instituciones y no cruzar “líneas rojas” contra la convivencia
- Memoria democrática como punto de partida
- Europa, un compromiso compartido
- Una sociedad plural ante nuevos desafíos
- La convivencia, una construcción frágil
- Diálogo, ejemplaridad y respeto
- Mirar al futuro con confianza
La gran novedad en el aspecto formal es que el rey ha aparecido de pie, cuando hasta ahora siempre se había grabado sentado. Para este año ha elegido como vestuario traje azul marino, camisa blanca y corbata color terracota con estampado geométrico.
Como precedente cabe señalar que uno de los últimos discursos de Nochebuena de Juan Carlos I lo pronunció apoyado en la mesa de su despacho.
En las 1.126 palabras que Felipe VI ha utilizado en su discurso de 9 minutos y 2 segundos, el rey no ha mencionado a su padre, pese a los elogios que ha lanzado a la Transición de la dictadura a la democracia, y a “quienes encauzaron aquel proceso”.
Había expectación sobre si el jefe del Estado haría alguna referencia, aunque fuera implícita, a Juan Carlos I después de la polémica generada por la publicación de las memorias del rey emérito, ‘Reconciliación’, y tanto lo que cuenta y opina en el libro, como lo que omite.
El discurso de Felipe VI coincide con dos aniversarios clave para la historia reciente de España: los 50 años del inicio de la Transición democrática y los 40 años del ingreso en las Comunidades Europeas, ambos hitos evocados por el Rey como pilares del presente y del futuro común.
Memoria democrática como punto de partida
Felipe VI ha situado la convivencia democrática en el centro de su mensaje, recordando que la Transición fue, ante todo, un ejercicio colectivo de responsabilidad y diálogo. Subrayó el coraje de quienes supieron avanzar sin garantías, pero unidos, y destacó ese espíritu como una de las grandes lecciones heredadas.
De aquel impulso nació la Constitución de 1978, definida por el rey como un marco amplio de convivencia, capaz de integrar la diversidad territorial, política y social del país.
Europa, un compromiso compartido
El monarca recordó también la importancia de la integración europea, no solo como motor de modernización económica, sino como un refuerzo decisivo de las libertades democráticas. España -señaló- cerró así una etapa de aislamiento y se incorporó plenamente a un proyecto basado en valores compartidos.
Desde entonces, el país ha experimentado una transformación sin precedentes, consolidando el pluralismo político, la descentralización y su proyección internacional.
Una sociedad plural ante nuevos desafíos
Felipe VI se dirigió a todas las generaciones, desde quienes vivieron la Transición hasta los jóvenes nacidos en democracia. Reconoció las dificultades actuales, como el aumento del coste de la vida, el acceso a la vivienda, la incertidumbre laboral ligada a la tecnología y el impacto del cambio climático.
A ello se suma -advirtió- una creciente tensión en el debate público, que genera desencanto y desafección ciudadana.
La convivencia, una construcción frágil
Uno de los mensajes más insistentes del discurso fue que la convivencia democrática no es un legado automático, sino una tarea diaria que requiere confianza, respeto y responsabilidad. En un contexto internacional marcado por la crisis del multilateralismo, el rey alertó sobre la erosión de la confianza en las instituciones democráticas.
Los extremismos y populismos, afirmó, se alimentan del miedo, la desinformación y las desigualdades.
Diálogo, ejemplaridad y respeto
Felipe VI llamó al diálogo, a la escucha activa, a la ejemplaridad de los poderes públicos y a situar la dignidad humana, especialmente la de los más vulnerables, en el centro de la acción política.
Recordó que en democracia las ideas no deben convertirse en dogmas, ni las discrepancias en amenazas, y que España es, ante todo, un proyecto compartido orientado al bien común.
Mirar al futuro con confianza
Don Felipe concluyó apelando a la capacidad de los españoles para avanzar juntos, destacando el talento, la iniciativa y el compromiso europeo del país. Frente al miedo y la división, defendió la memoria, la confianza y la cooperación como claves para afrontar los desafíos del presente.
El mensaje finalizó con sus mejores deseos navideños, en nombre también de la reina, la princesa Leonor y la infanta Sofía.