El
VAR llegó al fútbol español en agosto de 2018. Han pasado siete años, se han jubilado la mayoría de aquellos colegiados, ha cambiado dos veces el
Comité Técnico de Árbitros y la situación no mejora. En muchísimos casos, en demasiados, siguen utilizando el
Video Asistant Referee como una moviola qué, a cámara lenta o incluso parando la imagen, no muestra la realidad. Más allá de las cosas poco opinables, como el ojo de halcón en la raya de gol o con las líneas del fuera de juego, es en la interpretación de las manos, de los posibles penaltis y de las entradas de tarjeta roja donde más se siguen liando. El monopolio del error de bulto no lo tienen solo los árbitros de
VAR de la
Liga. En todas partes cuecen habas.
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