La tasa de ahorro de los hogares toca mínimos de dos años con la subida de la cesta de la compra
El impacto de una inflación que ha subido más de lo previsto este año –habría cerrado de media en el 2,7% el ejercicio– ha trastocado los presupuestos de muchas familias, obligándoles a tirar del capital que tenían guardado. La tasa de ahorro de los hogares cayó en el tercer trimestre a mínimos de dos años y se situó en el 12% en términos desestacionalizados, una décima por debajo del trimestre previo y más de un punto por debajo de la del mismo periodo de 2024.
De acuerdo con los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado este martes, habría que remontarse al cuarto trimestre de 2023 para encontrar una tasa igual de baja. Entonces fue del 11,6%. Si las cifras se toman sin desestacionalizar, es decir, sin tener en cuenta los efectos por las fluctuaciones del calendario, la tasa de ahorro de las familias fue del 4,6% de su renta disponible bruta, frente al 6% del mismo trimestre del año anterior.
Con todo, ese 12% de ahorro sigue siendo un nivel elevado en términos históricos, tal y como explica a La Información Económica Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas. En la organización prevén que este indicador siga descendiendo alrededor de un punto el año que viene sin que esto haga mella en el consumo que, junto a la inversión privada, viene ejerciendo ya desde hace unos trimestres de motor del crecimiento económico.
Torres recuerda, además, que ha habido muchas diferencias entre las distintas rúbricas de la inflación, de modo que entre los grupos que más se han encarecido se encuentran los alimentos, que en noviembre subieron un 2,8% con respecto al mismo mes del ejercicio previo. Su incremento afecta en mayor medida a los hogares con menor poder adquisitivo, que son los que tienen que dedicar un porcentaje mayor de su renta a este gasto. El experto considera que a este tipo de familias sí les costará sostener los mismos niveles de consumo a lo largo de los próximos trimestres.
De momento, la disparidad en la evolución de los ingresos de los hogares ha sido evidente. El economista explica cómo, si bien la remuneración de los asalariados no ha crecido mucho en términos reales, están también aquellos que se han beneficiado del dinamismo del mercado de trabajo y han podido incorporar alguna nómina más a la unidad familiar. Otra categoría es la de quienes perciben ingresos financieros (dividendos de la bolsa en un año récord, por ejemplo) y que cuentan también con patrimonio inmobiliario que al poner en alquiler les permite ganar poder adquisitivo.
Entre julio y septiembre, la renta disponible bruta de los hogares alcanzó los 242.683 millones de euros, incrementándose un 4,2% con respecto al ejercicio previo, en tanto que el gasto en consumo final aumentó a un mayor ritmo, del 6%, y alcanzó los 232.358 millones. La diferencia entre una y otro redujo el ahorro de los hogares hasta los 11.084 millones, un 20,4% por debajo de los 13.920 millones registrados un año antes. La inversión de las familias aumentó un 5,8% interanual, hasta 18.102 millones, mientras que su necesidad de financiación se duplicó (110,1% más) al subir a 7.537 millones.