Era un partido especialmente importante para él. El único de los jugadores sobre el campo que había vestido las dos camisetas, la del
Atlético de Madrid y la del
FC Barcelona. Ya decimos que no era un duelo más para
Antoine Griezmann, porque era una oportunidad para reivindicarse, para decir ‘aquí estoy’ después de su controvertido paso por el equipo catalán. Un partido para ser protagonista y diferencial ante un rival, antes su equipo, en el que no pudo convencer a todos, no pudo brillar como él habría querido.
Seguir leyendo...