Fernando Gaviria, un velocista para el Movistar, el equipo que nunca tuvo esprinters
El equipo que entronizó el Tour como punto de abastecimiento y que acogió a leyendas como Perico Delgado, Miguel Induráin, Chava Jiménez o Alejandro Valverde, ciclistas de fondo, superclases de la larga distancia, ha girado su filosofía después de un año agónico por la falta de puntos, la carencia de victorias hasta octubre y la amenaza del descenso. El Movistar ha fichado lo que nunca tuvo, un velocista. El colombiano Fernando Gaviria, hasta 2020 uno de los mejores esprinters del mundo. Un corredor para aliviar las penurias de puntos y taponar la herida que deja el adiós de Alejandro Valverde. «En el Movistar me han recibido muy bien el staff y los corredores, me han hecho ver que es una familia, lo que me ha llenado de felicidad, así es más fácil enfocarse de nuevo a entrenar» comenta el colombiano, voz potente y barba poblada. Alejado de la leyenda de los escarabajos, educado en la pista, ciclista de envergadura (1,81 metros), Gaviria irrumpió en el ciclismo como un ciclón. Salió con 20 años de un conjunto de Medellín, el Colombia Coldeportes, directamente al equipo estrella de las clásicas, las victorias parciales y los sprints, el Quick Step. Por allí han habitado Tom Boonen, Paolo Bettini, Philippe Gilbert, Mark Cavendish, Julian Alaphilippe o Remco Evenepoel. Noticias Relacionadas estandar No ciclismo La Vuelta 2023: Angliru, Tourmalet y etapa reina con 10 puertos de tercera José Carlos Carabias estandar Si ciclismo / entrevista Supermán López: «No creo que tenga complicaciones en el futuro, porque aquí estoy» José Carlos Carabias Un equipo de ganadores en el que Gaviria dio la talla. En cuatro años consiguió 34 victorias, incluyendo cuatro etapas en el Giro y dos en el Tour. Una de estas dos llevó aparejado el maillot amarillo en la primera jornada del Tour 18. Grande entre los grandes, Gaviria buscó más alicientes en el UAE, los petrodólares de Abu Dabi, y por ahí se vino un frenazo en su carrera. Éxitos no tan relevantes (Polonia, Burgos, Limousin, San Juan) y un golpe que lo separó de la cima, el Covid. El virus produjo miedo en el colombiano, infectado en marzo de 2020 durante un mes, casi antes del estado de alarma, y por ahí se resquebrajó su trayectoria. «Fueron momentos difíciles, pero ahora soy más duro, tengo más cosas en la cabeza, y creo que ha vuelto el corredor que fui. He entrenado en la pista, he vuelto a divertirme, y lo puedo hacer mejor que la temporadas pasadas donde tuve más dificultades», razona. Armar el tren El Movistar nunca tuvo un velocista de nivel mundial. Nunca fichó ciclistas para armar un tren, proteger a su líder entre los bandazos de los últimos kilómetros, colocarlo en el sitio, lanzarlo al sprint... Es un equipo Tour, preparado para sus líderes, la montaña y la clasificación general. «El Movistar ha hecho un movimiento para que este cambio se diera, es algo lindo -cuenta Gaviria-. Hay corredores que no hacen este trabajo o no son especialistas, como Albert Torres, un pistard de talla mundial, al que yo le podría sacar más rendimiento que Enric Mas». El colombiano tendrá que acoplarse a los trenes de otros equipos, buscar la rueda y acelerar en la meta. Un cazafortunas solitario, experimento base en un conjunto que, de entrada, le ha propuesto otro formato al velocista. El entrenamiento en el velódromo . «Había perdido la ilusión de ejercitarme en la pista, después de los Juegos Olímpicos de Río (2016) decidí no hacerlo más, pero en el equipo pensaron que podía ser bueno para mi rendimiento y estamos trabajando en ello». Debuta con el Movistar en la Vuelta a San Juan , que es un paraíso para los velocistas en este inicio de temporada. Y Gaviria tiene claro cuál es el plan: «El objetivo principal es hacer feliz a Eusebio (Unzué, director del equipo), que él esté contento con el movimiento que ha hecho. Si está feliz, es porque habremos hecho un buen año». Y busca de nuevo el éxito para consolidar su idea sobre el ciclismo en su país, que ha bajado el rendimiento en resultados durante los últimos tiempos. «No estoy de acuerdo en que hemos bajado el nivel. Igual es que el ciclismo cambia. No somos robots, sino personas. No es que nos cambien las pilas y ya está. El ciclismo colombiano sigue siendo igual de importante que hace cuatro o cinco años. Todos los años llegan corredores a Europa, sigue ilusionando. Egan tuvo su accidente. Pero si salen Pogacar, Vingegaard o Roglic, que te ganan todas las carreras, ¿qué puedes hacer ahí?».