Estoy casi seguro de que no conoce la advertencia de Abraham Lincoln –«Puedes engañar a uno una vez. Pero no puedes engañar a todos siempre»–, porque de conocerla no hubiera actuado como lo ha hecho, aunque la osadía de Pedro Sánchez no tiene limites. Estamos ante alguien sin otra pasión que el poder ni otros principios que la verdad y la moral son como el chicle; pueden extenderse cuanto den de sí. Claro que a veces se rompe, pero son gajes de oficio. El presidente del Gobierno en funciones ha intentado engañar a todos, empezando por sus socios y terminando por sus enemigos, para encontrarse con Bildu como única compañía, y ya dice el refrán que más vale solo que...
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