lo llaman 'purple drank' (algo así como 'trago morado') o 'lean' ('magro'). Es un brebaje, nunca mejor dicho, que, por su mezcla, resulta extremadamente peligroso: combina el principio activo de la codeína en forma de jarabe con refrescos. Es una modalidad que se había visto en algunos casos y puntos de España, pero que ahora, informan fuentes policiales de toda solvencia, se encuentra en espacios de ocio e incluso en botellones en Madrid. Como todo fenómeno de este tipo, era solo cuestión de tiempo que apareciera en la capital y alrededores. Lo que hacen quienes lo consumen es adquirir, normalmente de manera ilegal, toseína, un compuesto que se dispensa con receta en las farmacias y que se ingiere (en su uso médico) para luchar contra la tos. Luego, se echa en refrescos como la Coca-Cola o Sprite, y el cóctel está listo. «Lo utilizan los jóvenes sobre todo para pillarse el colocón cuanto antes», dice un investigador. Es lo que ahora realmente resulta novedoso en ámbitos festivos, tanto en reuniones nocturnas, como en discotecas. Y sí, en gente que se junta a beber en las calles. Pese a necesitarse prescripción facultativa, no es complicado que en algunas farmacias el boticario haga la vista gorda y lo venda sin receta, al no suponer la toseína, aparentemente, el peligro de otros compuestos que también tienen usos ilegales paralelos, como los esteroides anabólicos. «Esto es colocarse por colocarse, y cada vez hay más casos, es tendencia, y no puede descartarse que haya menores de edad que lo estén tomando», añaden los informantes. Es algo comparable, hasta cierto punto, con la moda que se dio en zonas de afluencia turística joven y extranjera como Ibiza o Magaluf con los chutes de helio en globos, que se venden por las calles. Noticia Relacionada estandar No Qué es la cocaína rosa o 'tusi': efectos y peligros de la droga de los 'niños de papá' Javier Palomo Las sensaciones que genera duran alrededor de cuatro horas, y la combinación de sustancias con la que está diseñada provoca secuelas destructivas La Policía Nacional ya ha comenzado a detener a jóvenes que se presentan en farmacias con recetas falsificadas de toseína o jarabes con la marca comercial Paracodina. Normalmente, utilizan prescripciones firmadas por médicos de la sanidad privada. En otro caso, en Molina de Segura (Murcia), la Policía Local arrestó a un joven de 25 años que portaba 44 recetas médicas falsas y 26 botellas de un jarabe con el que se fabrica droga. Y también se ha pillado a un grupo de chicos que pretendía volar al Reino Unido con el compuesto ya mezclado, presuntamente para revenderlo en ese país durante su estancia. La codeína es un analgésico opioide, cuyo uso abusivo está muy extendido en Estados Unidos. Su ingesta asociada a bebidas carbonatadas (en menos frecuencia, con alcohol) provoca efectos euforizantes al principio; pero luego su toma con una dosis mayor causa sedación. Si se combina con otros estupefacientes, el riesgo de morir por una insuficiencia respiratoria es exponencialmente mayor. La última novedad en drogas Arriba, recetas, 'purple drank' y sellos falsos incautados por la Policía. Abajo, izquierda, una partida de Rivotril y hachís para hacer 'karkubi'; dcha, toseína a la venta en Telegram ABC Precisamente, este mes de marzo, durante el congreso de farmacéuticos Infarma Madrid 2024, el inspector jefe de la Sección de Consumo, Medio Ambiente y Dopaje de la UDEV Central de la Policía Nacional, Juan José Castro, dio las siguientes cifras. Los delitos de tráfico ilegal de medicamentos se incrementaron el año pasado hasta llegar a los 5.063, mientras que en el primer trimestre de 2024 se calcula que serán 6.000, por la tendencia alcista de estas prácticas. La toseína, en principio usada para la tos, provoca euforia repentina al ingerirla, por ejemplo, con refrescos carbonatados Este trapicheo de recetas médicas es aún más notorio en el caso del Rivotril, una benzodiacepina que se está mezclando, cada vez más, con hachís. Es el llamado karkubi, antes conocida en Marruecos como la droga de los pobres. Se empezó a conocer porque se consumía los días de partido de fútbol de la selección africana, cuando los hinchas buscaban no efectos como la euforia, sino alucinógenos y estimulantes; sobre todo, entre una población joven y de bajo nivel adquisitivo. «El 'modus operandi' ha cambiado: si antes eran magrebíes que obtenían las pastillas con recetas falsas, ahora se comienzan a detectar laboratorios de este medicamento en países del Este de Europa», explica un mando policial a ABC. El 'karkubi' es la mezcla de hachís y benzodiacepinas, una práctica cada vez más generalizada e importada de Marruecos Se ha creado una especie de ruta, que va variando en función de dónde haya más presión de las autoridades, que si antes venía desde el sur de España ahora lo hace dando un rodeo. Por ejemplo, desde Hungría y otros lugares del antiguo telón de acero salen cantidades de Rivotril y llegan por carretera. Otras veces lo hacen en forma de pedidos escondidos en paquetería e, incluso, en lavadoras. Controlarlo todo es imposible, habida cuenta de la ingente cantidad de envíos, millones, que se hacen a diario en todo el continente. De cualquier modo, la falsificación de recetas médicas y de sellos de facultativos sigue dándose; un ejemplo: en varios pueblos de la sierra de Madrid se han producido robos en centros de salud para hacerse con talonarios de galenos. No únicamente para el Rivotril, sino para hacerse con esteroides o Viagra. En cuanto a su manera de consumo, lo normal es fumar el 'karkubi', pero también se dispensa en pan de pita e incluso en tortilla. Operación Prada La operación Prada, de la UDEV Central, reveló que además una mafia aprovechaba la connivencia de empleados infieles para conseguir parte de la remesa de este ansiolítico sacándolo del almacén. Hubo 28 detenidos y se comprobó que movían hasta 20 y 30 cajas diarias. Los agentes realizaron cuatro registros domiciliarios (dos en Madrid y dos en Parla), donde se intervinieron 33.000 pastillas, 581 recetas médicas, nueve sellos de facultativos, 14 tarjetas sanitarias, más de 48.000 euros en metálico, seis vehículos de alta gama y una troqueladora de matrículas. Estos medicamentos podrían haber alcanzado en el mercado negro un valor de 150.000 euros, según la información detallada por la Policía Nacional. La mafia compraba con las recetas en Madrid, pero también extendía su radio de acción a la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Castilla y León. Con todo, las organizaciones criminales que se dedican a moverlo (esa es otra diferencia con respecto a la toseína, sobre cuyo tráfico no se hay detectado estos grupos) van más al origen del producto que a las farmacias. Y ya no son solo marroquíes los consumidores; ahora está mucho más extendido su uso y comercialización. Hay gente española, de otros países de Europa, generalmente jóvenes, que lo que buscan es tener un subidón rápido y, además, mezclan el karkubi con otras drogas, lo que empeora el riesgo evidente de su consumo. Los expertos de la UDEV Central no creen que haya un aumento de la ingesta de esta mezcla como tal. Pero España sí que ha emitido una alerta a las farmacias para que estén atentas sobre clientes sospechosos de adquirir el Rivotril de manera fraudulenta. «En ese punto estamos con respecto al karkubi», sentencian.