HUBO un chaval que empezó a escribir en la parte de atrás de los Tussam y acabó sentándose en el trono del rap nacional. En su nave espacial naranja metriqueaba al son del traqueteo, viendo como por el ventanal se perdía y aparecía una ciudad filmada, que era y es a la vez una película y una sala de cine. No sé por qué, pero cuando pienso en un Tussam se me viene a la cabeza la imagen de uno haciendo la Glorieta del Cid, enfilando la Avenida de María Luisa. Paranoias mías. Probablemente a ustedes se les aparezca otra estampa, otra parada, otro número, otro barrio. El del tipo del que hablamos es la Macarena, por esas calles se...
Ver Más
