La guerra de Gaza amenaza la reelección de Biden
Cuando en agosto de 2021 Estados Unidos se retiró caóticamente de Afganistán tras la vuelta al poder de los talibanes, no hubo consenso sobre el impacto que tendría en la popularidad del presidente Joe Biden el manejo de esa estrategia. Se trató de la primera acción internacional importante de su Administración. Pero los meses pasaron y las imágenes quedaron en el olvido. Menos de un año después, el 24 de febrero de 2022, se cumplió la alerta de la inteligencia estadounidense sobre una invasión rusa a Ucrania. El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó una «operación militar especial», que en realidad no fue más que el intento por satisfacer su añoranza soviética sobre un territorio que considera de Moscú.
En ese momento, Washington fue capaz de responder rápidamente y conformar una alianza global que ha impuesto las sanciones más duras de los últimos cincuenta años sobre cualquier economía. Rusia quedó bloqueada de prácticamente todos los sistemas financieros y, aunque eso no ha producido el fin de la guerra, sin duda puso a Biden en la esfera mundial como un líder que se enfrenta a los regímenes autoritarios.
En el primer año de ese conflicto, una mayoría de votantes respondía afirmativamente a las acciones del mandatario. Sin embargo, con el pasar de los meses, ese entusiasmo se fue agotando y ahora, en plena campaña electoral de cara a las presidenciales del 5 de noviembre, ha caído quizás el conflicto internacional más importante para un presidente de Estados Unidos: una nueva tensión entre Israel y los palestinos en el avispero que siempre es la región de Oriente Medio. El asunto es relevante por la influencia de la comunidad judía en las esferas de poder de Washington y, en general, en al ámbito académico, como se ha demostrado con las recientes manifestaciones universitarias.
El principal grupo poblacional que está pasando factura a Biden es el de los votantes más jóvenes. Un asunto preocupante porque los últimos sondeos muestran que entre personas de 18 a 29 años el mandatario demócrata, abrazado por ellos en las pasadas elecciones, hoy no genera encanto. El mes pasado, una encuesta juvenil de la Universidad de Harvard mostró que el apoyo al líder demócrata había caído de alrededor del 60% en 2020 al 45%. Lo más preocupante para la actual Casa Blanca, es que algunos sondeos lo ponen hasta once puntos porcentuales detrás del candidato republicano, Donald Trump, en un enfrentamiento directo entre votantes jóvenes.
Particularmente, los jóvenes votantes demócratas están haciendo sonar la alarma y advirtiendo al presidente Biden de que su candidatura a la reelección podría estar en peligro si no cambia de rumbo en las cuestiones que más les importan, incluida la guerra en la Franja de Gaza. Si bien se han enfadado con Biden en una variedad de temas, desde el coste de vida hasta cuestiones climáticas, la ola de protestas en los campus universitarios de todo el país ha sido el último punto de discordia con el mandatario. «Perderá las elecciones si decide tirar los dados y supone que Gaza no está en la cabeza de sus mentes en este momento», explicó a medios locales Elise Joshi, directora ejecutiva de Gen-Z for Change.
Algunos dicen que Biden no está abordando algunos de los temas que más importan a los votantes jóvenes de cara a las elecciones. «No creo que el presidente se esté reuniendo lo suficiente con los votantes jóvenes», explica la analista Ana Iparraguirre, que ha estudiado una muestra sobre discusiones en las redes sociales. En las últimas horas, el presidente trató de dar una de cal y otra de arena al decir que «la protesta violenta no está protegida», pero que defiende las manifestaciones pacíficas contra Israel y avala el derecho de los estudiantes a levantar su voz.
«Es fundamental que el presidente Biden reconozca las voces de los jóvenes que piden la paz en Gaza», asegura Iparraguirre. «Los estadounidenses piden el fin de la ayuda militar incondicional y un alto el fuego permanente. La forma más rápida de poner fin a los disturbios en los campus universitarios es escuchar a la mayoría de los estadounidenses y a los jóvenes estudiantes que luchan por lo que es correcto», afirma.
Pero lo cierto es que satisfacer esas demandas no es nada sencillo. Existe una falta de consenso a nivel político, empresarial e incluso social. «En momentos como este, siempre hay quienes se apresuran a ganar puntos políticos», asegura el presidente en un discurso en la Casa Blanca. «Pero este no es un momento para la política. Es un momento de claridad. Así que permítanme ser claro... la protesta violenta no está protegida. La protesta pacífica lo es», reiteró el mandatario de Estados Unidos.
Al término de su discurso, Biden respondió con un seco «no» cuando un periodista le preguntó si las protestas universitarias le habían hecho reconsiderar sus políticas hacia Israel. También contestó negativamente cuando le preguntaron si los reservistas de la Guardia Nacional deberían intervenir en estas protestas, algo a lo que recurrió el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, para reprimir a los manifestantes de la Universidad de Texas en Austin. El 22 de abril, Biden condenó las «protestas antisemitas» en los campus universitarios.
Recientemente, un grupo de 250 ex empleados de la Administración Obama-Biden (2009-2017), cuando el hoy mandatario era vicepresidente, salieron al paso de las críticas y se sumaron a los reclamos de quienes piden al demócrata acciones contundentes y no «medias tintas» sobre su posición en cuanto a las acciones militares de Israel en Gaza.
Mientras avanzan las críticas, también lo hace la campaña con la esperanza de dar vuelta a la tendencia. Los asesores de Biden dicen que tienen una operación «robusta» para atraer a los votantes jóvenes. Han lanzado un esfuerzo de extensión juvenil más amplio que en otros ciclos electores, con anuncios digitales dirigidos a esta población y con inversiones que superan los 30 millones de dólares.
La campaña también se ha apoyado en personas influyentes en las redes sociales para seguir destacando las victorias políticas de la Administración, a través de «Estudiantes por Biden-Harris», un programa de organización nacional que ayudará a llegar a los estudiantes de todos los campus. A pesar de estos esfuerzos, varios analistas coinciden en que el manejo de Biden de la situación en Gaza «va a ser un lastre» para la candidatura a la reelección. Lo que está por verse es si le costará la victoria.