Era una noche especial, una noche en la que el tiempo parecía detenerse para celebrar tres décadas de pura pasión musical. Ángeles y Dioni, los eternos exponentes del pop español, estaban listos para hacer vibrar a su público una vez más en esta parada de su gira. Las luces se atenuaron, y el clamor de la multitud anunció la llegada de los íconos de San Cristóbal de Los Ángeles. Aunque aún quedaban algunos rezagados en la platea que tardaban en ocupar sus asientos, pero los sevillanos ya estaba en la onda, ya que incluso entonaron algún que otro estribillo. Momento que se vio interrumpido cuando el Fibes quedó a oscuras y un breve video de imágenes de estos últimos años, dejó claro que Camela es «una familia y vosotros sois la fuerza de nuestro corazón». Tras una cuenta atrás y con una energía inquebrantable, el dúo se apoderó del escenario, desatando una ola de emociones que inundó el lugar. Desde sus primeros acordes, quedó claro que este no sería un concierto cualquiera; sería una experiencia inolvidable, un viaje a lo largo de éxitos atemporales. Cuando salieron al escenario todo el auditorio se puso de pie y empezó a sonar 'Corazón Indomable', que fue cantada por todos los asistentes. Con cada nota, con cada melodía, Camela demostró por qué han conquistado el corazón de todo un país. Canciones de toda una generación Temas como 'El calor de mi cuerpo' y 'Háblale de mí' se convirtieron en himnos de la noche. En el escenario, Ángeles y Dioni brillaban con una luz propia, irradiando carisma y entrega en cada movimiento. Acompañados por una banda de cinco integrantes, crearon un espectáculo inolvidable, un tributo a su carrera musical, ya que como los propios asistentes comentaban eran canciones con «las que nos hemos criado». Pero lo más impresionante no era solo la calidad musical, sino la conexión palpable entre Camela y su público. En cada canción, en cada estribillo, se podía sentir la complicidad entre artistas y seguidores, una unión de emociones que trascendía las barreras del tiempo y el espacio. Durante toda la velada, los madrileños interactuaron con ellos e incluso invitaron a una de la fan de la primera fila a encontrarse con ellos los camerinos tras el concierto, ya que portaba un respirador y una pancarta en la que se podía leer «Vosotros sois mi oxígeno». Pero más allá de la música, Camela representa algo más: representan la resistencia, la autenticidad. A lo largo de los años, han desafiado las expectativas y han demostrado que el verdadero talento trasciende las modas. Su sonido único, una mezcla de tecno-pop y pasión flamenca, ha cautivado a generaciones enteras, convirtiéndolos en un fenómeno intergeneracional. Treinta años de recuerdos 'Ha cambiado mi vida' fue el momento en el que los móviles iluminaron el escenario siendo esta la primera canción con la que el público volvió a sentarse en sus asientos. Aunque esto tan solo en ese instante, ya que toda la platea volvió a ponerse de pie cuando los madrileños empezaron a cantar un popurrí que recordó sus primeros trabajos, como 'Ella es', ' Más la quiero yo' o 'Guarda tus palabras', que acabó con una gran ovación. Tras esto, Dioni se quedó solo en el escenario para cantar 'Te llevaré' y presentó ante el público a sus dos nietos, ya que ayer nació la más pequeña. Con 'Por siempre tú y yo' fue el tema con el que María volvió al escenario, aunque se quedó sola para interpretar en acústico el famoso tema 'Cuando zarpa el amor' acompañada por cinco músicos con los que realizó un semicírculo de sillas. Encarando ya la recta final de la noche Dioni regresó y levantaron al público con 'Lágrimas de amor', y tras ella se despidieron de Sevilla. Al grito de «Otra, otra» el dúo volvió a salir al escenario para cantar, 'Camela' y 'Cuando zarpa el amor', poniendo ya sí de este modo el broche de oro a la noche. Y así, entre sonrisas y bailes, Sevilla se rindió ante el poderío de Camela. Porque más allá de cualquier etiqueta o prejuicio, este dúo madrileño ha conquistado todos los escenarios por los que ha pasado desde hace ya treinta años.
