El espectador de ' La aventura de la palabra ' encontrará a Fernando Fernán Gómez unos días antes de pronunciar su discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua. Las dudas, las búsquedas por hallar las palabras que mejor lo definan, esas palabras que expresen, que manifiesten que, para él, la profesión de actor (de cómico) no solo marcó toda su vida, sino sobre todo su forma de estar en el mundo. 'La aventura de la palabra' es, por tanto, un retrato de Fernán Gómez, una ofrenda a una figura tan compleja, singular y memorable y, por supuesto, un homenaje a toda una profesión. Nadie mejor que él encarnó todas las mutaciones, todos los cambios que el trabajo de actor ha tenido que encarar en la segunda mitad del siglo XX, nadie mejor que él simbolizó la adaptación a los cambios tecnológicos de nuestro tiempo (el cine y la televisión fundamentalmente) y, sin duda, nadie mejor que él nos señaló que en esencia los actores y actrices siguen siendo los portadores de la palabra, de la palabra hecha vida cuando es interpretada. En el escenario, por tanto, ese combate al que todo creador se enfrenta: luchar contra sí mismo, comprenderse, hacer brotar la lengua. 'La aventura de la palabra' es la lucha de Fernando Fernán Gómez consigo mismo, de cómo superar esa vía purgativa de sus propios prejuicios, sus miedos y el peso de la responsabilidad para llegar a recibir, como siempre había sucedido, la palabra iluminadora. A resaltar el combate interpretativo entre Nancho Novo (Fernán Gómez) y una Marta Poveda convertida en la Palabra, en la musa que, con su habitual desenvoltura, hace que la actuación de Novo brille, sea convincente, ponga en pie a todo un personaje, sus aristas y sus personalidades, sus irritaciones, sus pérdidas y su ternura. Todo ello sin caer en el biografismo y su anecdotario, sin hacer una obra estática sino de ambientes, de atmósferas. Una obra viva porque, en realidad, nos muestra a un Fernández Gómez dialogando con su vejez, con las debilidades y las inseguridades propias de la edad, pero hallando todavía las fuerzas para encontrarse consigo mismo y volvernos a seducir.
