Persona del año: el minero ilegal, por Mirko Lauer
El minero ilegal cambió las cosas en 2025. Poco a poco se fue evidenciando su influencia política en el Congreso y en el Ejecutivo. El año termina con una prórroga más para el Reinfo, el siempre fallido instrumento de su legitimación a plazos. Esto se logró en medio de choques con las fuerzas del orden y destapes sobre una presencia política mucho mayor que lo sospechado.
Es verdad sostenida que la minería ilegal del oro (artesanal, informal, ancestral, elija el lector) ha superado los ingresos de la legal. Es cierto que no paga impuestos, pero esos enormes ingresos, más la cotización de los metales preciosos, ayuda a mantener boyante al sol peruano. Además, está haciendo ricas a gran cantidad de familias.
El precio de todo esto ha sido ser comparado con los narcotraficantes y los terroristas (las torres eléctricas derribadas), y la promesa estatal de que las opciones a su alcance son formalizarse o desaparecer. Pero el negocio es demasiado bueno como para optar por alguna de las dos cosas. Por lo menos no en 2026.
Puede decirse que el minero ilegal (con cualquier nombre) le ha torcido el brazo a la gran minería en el país, a la Sunat y a los encargados de erradicarlo. Por el camino ha penetrado en todos los partidos políticos que le interesaron. Nadie ha podido hacer política sin reunirse varias veces con los representantes de la minería ilegal.
Así, este personaje ha logrado ser al mismo tiempo sospechoso de participar activamente en el crimen organizado y a la vez sindicado como uno de los artífices de la relativa bonanza macroeconómica de estos últimos años. Empresarios formales a primera vista le compran la producción, y de allí pasan a invertir en negocios menos turbios.
Entonces, si nuestra propuesta periodística es aceptada, la persona del año 2025 está a medio camino entre la laboriosidad y la delincuencia. Al mismo tiempo, los precios de los metales le están permitiendo trasladarse con todo a la formalidad. Es decir, si el dueño de la concesión donde el ilegal trabaja se lo permite.
Los analistas han empezado a pronosticar que 2026 marcará el fin del ciclo de los formidables precios de los metales. Si esto es así, en el Perú deberían ponerse en remojo muchas más barbas que las de los mineros ilegales.