Titán, varios fallos posibles y un rescate propio del espacio para un (no) submarino desaparecido
Técnicamente, no se puede considerar un submarino, pero la pequeña cápsula desaparecida Titán era, hasta la fecha, el instrumento de exploración tripulado que más osadamente se ha adentrado entre los entresijos del hundido Titanic. El pasado domingo, en su última inmersión hacia los restos del mítico trasatlántico (a unos 600 km de la isla canadiense de Terranova) dejó de comunicarse con el barco ‘nodriza’ Polar Prince.
Iban cinco personas a bordo, entre ellas el dueño del Titán, Stockton Rush (CEO de OceanGate) y el explorador y cartógrafo del Titanic Paul-Henry Nargeolet, siempre según medios estadounidenses. La lista oficial no se aportó en el momento de la desaparición. Para los cinco, oxígeno disponible hasta el jueves por la tarde.
OceanGate organiza expediciones que pueden durar hasta nueve días para turistas dispuestos a pagar hasta decenas de miles de euros por viajar en sumergibles a sitios de naufragios y cañones submarinos. Según la web de la empresa, OceanGate también ofrece sumergibles tripulados para proyectos comerciales e investigación científica.
Una zona fangosa llena de corrientes para el submarino desaparecido
Las labores de rescate tienen una triple complejidad:
- Localización indeterminada del sumergible.
- No funcionan GPS, luces o radio para comunicarse a esa profundidad.
- Pocas naves pueden descender a esa profundidad, con presiones de más de 300 atmósferas.
- Pocos instrumentos podrían remolcar la cápsula, que se abre sólo desde fuera.
Todo ello hace de la operación un rescate propio de la ficción cinematográfica del espacio. Las condiciones no serían muy distintas a la de una tripulación perdida en otro planeta cercano o la Luna. Si bien, con esta, las comunicaciones serían virtualmente posibles en tiempo real. El sumergible, a cierta profundidad, apenas contaba con un sistema basado en los SMS de telefonía.
El martes, el capitán del Primer Distrito, Jamie Frederick, dio una rueda de prensa en que afirmó que el domingo el pequeño sumergible submarino había desaparecido al perder la conexión con el Polar Prince. Fue hacia una hora y 45 minutos después de la inmersión. El descenso se inició a unos 5 km/h, por cuanto debía de estar próximo al lecho marino o a los restos del Titanic.
El barco objeto de la expedición, hundido en 1912, se asienta roto en dos grandes pedazos sobre un lecho fangoso, lleno de dunas y lenguas de sedimento bajo el océano que van descendiendo desde lo alto de la ladera de la cresta submarina de Terranova. Es una zona de corrientes más o menos imprevisibles y en donde en la superficie puede seguir habiendo bloques de hielo e icebergs hasta julio.
El Titanic forma ya parte de esa geografía marina, en forma de escombros esparcidos alrededor de unas 15 millas cuadradas. Entre lo que queda de la proa y la popa del Titanic hay más de 600 metros, lo que da idea de la agitación de esta zona por las corrientes, durante tantos años. Los escombros que iba a visitar el sumergible submarino desaparecido están colonizados por múltiples formas de vida. Hay hasta bacterias únicas, que lo oxidan y descomponen. Junto a la acción de los sedimentos, el Titanic podría quedar plenamente enterrado antes de 50 años.
No hay GPS ni radio que valga a esa profundidad; sólo sonidos y SMS
La Guardia Costera estadounidense confirmó este miércoles que se están estudiando los ruidos detectados hace unas horas en la zona en la que se busca el ‘submarino’ desaparecido. En una entrevista con CBS News, el contralmirante John Mauger detalló que varias boyas de sónar desplegadas por aviones detectaron algún ruido con un patrón temporal en el agua. “No sabemos la fuente y la Marina trata de ubicarla”.
Podrían ser los tripulantes, intentándose comunicar de la más eficaz manera que se puede en una situación así: el sonido. Pero puede ser cualquier otra cosa. Mauger precisó que la zona donde naufragó el Titanic es “un sitio increíblemente complejo donde hay mucho metal y diferentes objetos en el agua”.
Eso, a su vez, complica la labor del sónar doppler, tecnología que se basa en la propagación de ondas sonoras y sus propiedades para medir distancias y cartografiar zonas sumergidas. A la profundidad donde pretendía llegar Titán no alcanzan las señales de GPS y con enorme dificultad la mayoría de ondas electromagnéticas usadas en telecomunicaciones. Mucho menos, los pulsos de luz. El océano se oscurece a partir de los 200 metros (‘zona crepuscular’) y es un territorio de tinieblas absolutas cerca del kilómetro, en sitios como este.
El periodista David Pogue, de CBS News, se embarcó en una expedición anterior de OceanGate y relató su experiencia, ahora reveladora. “Se supone que el barco de superficie [el Polar Prince] guía al submarino hasta los restos mediante SMS”.
Titán debía tirar de la tecnología de constelaciones de satélites Starlink, de Elon Musk, para triangular con el barco.
La Guardia Costera estadounidense inició el mismo domingo una operación de búsqueda con ayuda de Canadá para localizar el sumergible submarino desaparecido, en una zona que equivaldría a la superficie de un par de provincias españolas medias.
¿Qué puede haber fallado en el Titán?
El experto Alistair Greig (University College de Londres) ha recreado distintos escenarios para poder reconstruir lo ocurrido antes de la desaparición del mini submarino, en la BBC. A él se han sumado diferentes hipótesis, en líneas similares, de profesionales relacionados con la marina:
- Casco dañado. Hecho de fibra de carbono y titanio, un extrabajador de OceanGate manifestó las dudas sobre su resistencia –no es de metal– en 2018, como recoge el New York Times. Un fallo así no permitiría soportar las enormes presiones. A 3.900 metros de profundidad, son 380 veces las de la superficie. En todo caso, su construcción no debía adherirse teóricamente a ningún tipo de homologación, según su dueño. No era per se un submarino y sus operaciones se realizan en aguas internacionales.
- Fallo eléctrico. No sería la primera vez. Parte de los procedimientos de ascenso de vuelta a la plataforma tuvieron que hacerse de manera manual por un fallo de estas características. En este sentido, habrían tratado por todos los medios de emerger. La cápsula tiene siete lastres de los que quizás no se pudo deshacer.
- Colisión en ascenso. Podría haber tratado de volver y chocar con algún tipo de escombro. De manera más paradójica aún, haber colisionado con un bloque de hielo, mucho más cerca de la superficie. Como el Titanic. Aunque lo más probable es que la fatalidad haya ocurrido hacia el fondo.
- ‘Enganche’ o colisión con el Titanic. Algún tipo de pérdida de control de la nave, alguna corriente inmanejable o un error humano hacen peligrosísima la navegación entre los escombros del buque hundido, esparcidos por el lecho marino en la más absoluta oscuridad abisal.