El campo de Castilla y León mide su representatividad en un año marcado por la «incertidumbre»

Las urnas vuelven a abrirse este domingo en Castilla y León. Lo harán para elegir a los representantes de agricultores y ganaderos . Cerca de 38.800 profesionales –entre las más de 33.500 personas físicas inscritas y 5.200 jurídicas– están llamados a votar en las elecciones del campo en un año marcado por la «máxima incertidumbre», más allá del recuento de las papeletas a partir de las 17.00 horas. Y es que así se presenta el recién arrancado 2023 para la agricultura y la ganadería, coinciden en alertar desde las cuatro organizaciones agrarias: Asaja, UCCL y COAG y UPA –estas dos últimas concurren de nuevo bajo la candidatura conjunta de La Alianza– . El proceso para evaluar la representatividad del sector y su papel como interlocutoras ante los poderes públicos llega en un momento crítico y con un censo que sigue menguando . Unos 1.800 menos respecto al de hace cinco años, cuando las elecciones volvieron a posicionar a Asaja como la más votada, con el 42,31% de los votos, seguida por La Alianza (30%) y UCCL (25,97%). Las urnas abren en un 2023 incierto en el que llueve sobre mojado para la situación de un sector que salió de un más que complicado 2022   para olvidar al que se le acumulan los calificativos «malo», «desastroso», «catastrófico»... De cara al actual ejercicio, ya saben que pasará a la historia como el de la entrada en vigor de la nueva PAC (Política Agraria Común), que no acaba de comprenderse ni convencer. «La PAC nace muerta. Hay que cambiarla. Es un contrasentido que reduzca la producción» Donaciano Dujo Asaja Muy crítico, el presidente de Asaja en Castilla y León, Donaciano Dujo. «Hay que cambiarla. Nace muerta», sentencia sobre un marco regulatorio que, recuerda, se acordó en 2017 y se comienza ahora a aplicar para el horizonte 2023-2027 en un escenario «muy distinto», con una guerra a las puertas de Europa, la comprobada escasez y encarecimiento de la energía... «Es un contrasentido que reduzca la producción» , dejando «tierras abandonadas para los animales» cuando hay «tantas necesidades de productos», alerta echando la vista a los datos: el año pasado, «por primera vez» España tuvo que importar cereales . «Hipocresía verde» La nueva PAC «no ayuda en nada a la producción», ya que «limita mucho» con las exigencias medioambientales, apunta también el dirigente de COAG, Lorenzo Rivera. « Está cargada de una gran hipocresía , una gran hipocresía verde«, censura, a la vez que también advierte de que supondrá »peder soberanía y producción alimentaria«, que derivará en que los alimentos »suban«. »Lo consumidores tienen que entender que los alimentos son necesarios« y »no van a estar tan baratos «, recalca Ribera. »Que no culpen a los agricultores«, clama a la vez que llama a recordar esos tiempos no tan lejanos del confinamiento por la pandemia del Covid-19, en los que se vio claramente el papel del campo para surtir a los comercios y llenar neveras y despensas. «Sin nosotros, no hay alimentos», subraya y lanza la alerta sobre la «complica situación». «La PAC está aprobada y hay que aplicarla», asume con resignación Aurelio González, líder de UPA, quien incide en la importancia de que los profesionales «se acojan para no perder las ayudas». Defiende que buena parte de los agricultores de Castilla y León ya están poniendo en práctica exigencias como la rotación de cultivos. Aunque, añade, en zonas como las dedicadas en su mayor parte al maíz esa obligación alumbrada « con visión de despacho« sí puede ocasionar «problemas». Y «preocupa» la obligatoriedad de la condicionalidad reforzada, esto es, prácticas medioambientales. «Es necesario un observatorio de precios para que nos podamos defender de los chantajes en los contratos» Aurelio González UPA También para el máximo responsable de la Unión de Campesinos de Castillas y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, la entrada en vigor de la nueva Política Agraria es uno de los dos principales motivos de la «máxima incertidumbre» con los que ha nacido este año. Una norma caracterizada por las «muchísimas exigencias» medioambientales , por encima de otros marcos regulatorios comunitarios ya aplicados anteriormente, recrimina. Y que, además, «no se conocen del todo», advierte Palacín sobre el intrincado texto. Tanto, que la siembra del cereal –el cultivo mayoritario en Castilla y León– se ha realizado «sin saber qué requisitos cumplir» o cómo hacerlo para optar a «más ayudas». La otra clave que sustenta las dudas para este 2023 en el sector son los «elevados» costes de producción –en algunos casos se han más que duplicado–, ya disparados en los últimos meses, sin certezas sobre si han tocado techo, y la inquietud de no saber cuánto recibirán por lo que cultivan y crían. «Los consumidores tienen que ser conscientes de que los alimentos son necesarios y no van a ser tan baratos» Lorenzo Ribera COAG «El reto principal es luchar por unos precios dignos «, subraya Donaciano Dujo, quien »urge« a que la ley de la cadena alimentaria se aplique con rigor »y no se venda un producto por debajo del coste, y con un beneficio«. »Precios que den rentabilidad«, resume, y »con unos costes asumibles«, vista la »barbaridad« a la que se han elevado en los últimos meses los combustibles, fertilizantes, repuestos... Siembra condicionada Un observatorio de precios regional es lo que, según Aurelio González, contribuiría al necesario «mejor funcionamiento» de la cadena alimentaria , ya que los costes «no» son igual en función de cada comunidad. «Serviría para que nos podamos defender» cuando se firman contratos, ya que «hasta ahora ha habido verdaderos chantajes». « Se ha explotado a las familias , que son las que mantienen abiertos los pueblos«, censura el líder de una organización fiel defensora de las explotaciones familiares. Y pone como ejemplo de esa »preocupación« el precio «justo de la leche» de ovino, para que no ocurra lo que pasó con la de vaca, a la que la asfixia de los ganaderos derivó «en un momento en que no hubo leche». «La capacidad de producción va a ser menor. Se han aplicado menos fertilizantes para reducir costes» Jesús Manuel González Palacín UCCL Por el momento, los disparados costes por los que «todos estábamos asustados» ya han limitado en parte la siembra y en mayor medida el uso de fertilizantes. Aún así, Lorenzo Ribera confía en que no haya merma en la producción. Dirige la mirada a un futuro con la «esperanza» de que «a pesar de las circunstancias» los jóvenes que tomen las riendas «tenga la posibilidad de sobrevivir de manera digna». A esa PAC de contenido aún sin descifrar del todo, Palacín une los costes de producción «absolutamente disparados» que, mezclados, dibujan la «tormenta perfecta» , a la que no escapa ni agricultura ni ganadería. Alerta también de que el precio para cultivar y criar animales que ya se arrastraba de un 2022 y dejó muy tocadas las cuentas ha llevado en esta nueva campaña a reducir superficie sembrada, utilizar menos fertilizantes «para reducir costes» o que ganaderos opten por vender o sacrificar reses para obtener ingresos con los que mantener al resto de la cabaña y «la capacidad de producción va a ser menor», sostiene. Todo después de una pasada campaña en la que la sequía y el calor hicieron estragos, reduciendo más de un 30% el grano recolectado respecto a la anterior. «No es descartable un escenario de escasez «, apunta el líder de UCCL con la vista »a medio plazo«, sin atreverse a aventurar más allá, pero con una certeza sobre la mesa: en España »dependemos mucho« del exterior.