Malos españoles
La decisión de Ferrovial de trasladar su sede social es un revés para cualquier presidente del Gobierno, pero lo es aún más para uno que consiguió su doctorado con una tesis sobre diplomacia económica. Cierto es que la vigencia de la tesis de Sánchez se ha visto afectada por el 'Zeitenwende', la etapa de transición en la que hemos entrado los europeos con el severo cuestionamiento que Putin planteó en Ucrania a la idea del 'Wandel durch Handel' (cambio a través del comercio). En la diplomacia económica es más importante la seducción que la coacción. Sin embargo, ayer, Nadia Calviño, VP1, lo primero que hizo fue poner la geoestrategia («se trata de una empresa que debe todo a España») por encima de cualquier otra consideración. Y Yolanda Díaz, VP2, hizo lo mismo con la alusión al patriotismo. La suya es una campaña de atrición contras las demás empresas que puedan sentirse tentadas de seguir los pasos de los Del Pino. Ayer, Ferrovial explicaba que la decisión forma parte de su «evolución natural» en una economía europea y global. Y esto hace todavía más torpes los recientes ataques del Gobierno contra los empresarios y la unilateralidad de sus medidas económicas. Es lógico, y la tesis doctoral de Sánchez lo reflejaba así, que el capitalismo español ha superado distintos desafíos que le ha ido planteando la globalización. Los expertos (Myro y Fernández-Otheo, por ejemplo, en trabajos de 2004 y 2007) indican que, desde nuestro ingreso en la UE, se han producido dos oleadas de deslocalizaciones. Una que giró en torno a la creación del Mercado Único y que gravita alrededor de 1993 y otra, posterior relacionada con la ampliación de la UE y el surgimiento de China como potencia manufacturera que puede situarse entre los años 2005-2007. Ahora bien, la mayoría de los estudios sobre deslocalizaciones se fijan en la descentralización de actividades productivas o manufactureras y no tanto en la actividad financiera, comercial o en la dirección estratégica. Lo de Ferrovial caería más bien en esta segunda categoría. El problema para un gobierno que ha gastado como ninguno de sus predecesores en asesores y estrategas es que nadie percibiera que el capitalismo español ha alcanzado ya un grado de madurez e internacionalización que las barreras o costes para cambiar de sede social se han reducido a la insignificancia. Ni siquiera las grandes empresas de Defensa están atadas hoy a un solo país, sino a alianzas de ellos. Cuando Sánchez Galán dice que Iberdrola perfectamente puede operar desde EE.UU. o desde Escocia, habla en serio. Y si aún no ha tomado la decisión de marcharse de España no es tanto por Sánchez como por el PNV. Más vale que Calviño se replantee su discurso porque su tesis es insostenible en un marco europeo. Es mucho más importante ocuparse de convertir a España en un país desburocratizado, moderno y que brinda certezas a sus emprendedores que acusarlos de malos españoles. jmuller@abc.es