Una cosa es que José María fuera un poco gilipollas y otra muy diferente que fuera tonto o malo. Nada de eso, José María era un buen tipo y, además, con una visión del mundo muy especial. Si atendiéramos a esa distinción tan primaria que hacen los psicoanalistas según la cual o eres un poco psicótico o un poco neurótico, José María era la única persona del mundo que era a la vez las dos cosas: no solo había perdido el contacto con la realidad para crearse una nueva, sino que, además, esa realidad paralela le generaba angustia. Es decir, su psicosis despertaba su neurosis, lo cual tenía a los psiquiatras desconcertados. Y de ahí venía seguramente su relación simbólica...
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