A Carlos III le cae la coronación cuando otros ya se han aburrido de la jubilación. El rey, hoy y ayer, consta de lo que consta: los años, que son muchos, traje planchado a medida, y la fealdad, incluso. Un feo siempre resulta más elegante que un guapo, porque el guapo se pierde con los años, y el feo se acredita, tras esos mismos años. He aquí el caso. La coronación se cumple tras décadas de príncipe paciente, a la sombra de una madre que ha sido algo así como la abuela del mundo. Carlos ha venido a menudo a España, y aquí siempre quedaba como lo que era, un cruce de paseante con rolls y su propio molde del...
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