Alberto García Reyes exalta la figura real de San Fernando
La ciudad de Sevilla se ha vestido en la noche de este sábado con sus mejores galas para celebrar un nuevo acto de la conmemoración de los 775 años del regreso del culto cristiano a la capita l. Y lo hizo bajo la oratoria de Alberto García Reyes , director de ABC de Sevilla, quien en un marco incomparable como es la Catedral hispalense se encargó de loar la figura de San Fernando, en un pregón que llevaba por título 'El Rey Santo' y que ha estado presidido por el arzobispo monseñor José Ángel Saiz Meneses. Durante su alocución, García Reyes hiló un discurso, muy aplaudido al final, en el que entremezcló la narrativa con la poesía para exaltar la figura de este personaje histórico que se convirtió en el patrón de la ciudad y que «nació en el Valparaíso, en el edén de Castilla, pero al llegar a Sevilla rubricó su compromiso con Dios y Sevilla quiso que la Virgen le valiera : Váleme para este asedio, que en este glorioso predio manda la espada lobera», tal y como arrancó en el saludo protocolario. Además, el que fuera pregonero de la Semana Santa en 2017, destacó cómo «la Ysbiliya musulmana le dio sus llaves a Cristo y como un visto y no visto Sevilla se hizo cristiana por la gracia soberana , alzó sobre el alminar el escudo secular del pueblo que a Dios respalda y se vistió la Giralda de Virgen en un altar. Desde entonces hasta ahora, casi ocho siglos después, Fernando III es el Santo al que aquí se implora , es el Rey de nuestra aurora, el alba de la ciudad, y a él y a su heroicidad le cantamos en Sevilla que el Rey Santo es la costilla que fundó la cristiandad». Una vez acabado este saludo, García Reyes cambió de estilo y apostó por la narrativa para, en primer lugar, destacar las leyendas que se ciernen sobre la llegada a Sevilla y su relación la patrona de Dos Hermanas, asegurando, más tarde, que «los sevillanos hemos inventado tradiciones que apenas tienen unos años y, paradójicamente, hemos desdeñado otras que están en la matriz de nuestra idiosincrasia. Por eso creemos que la romería que va a Cuarto es de Dos Hermanas y la miramos como si no fuera sevillana. Eso es un error. Esa es nuestra romería porque conmemora la Reconquista de la ciudad ». «(...) sin San Fernando, no existiría esta Sevilla por la que nos desvivimos 775 años después» Porque esta relación entre el rey y la virgen, según cuenta la historia, comienza con una antigua tradición en 1248 cuando el rey Fernando III 'El Santo' conquista Sevilla. Viendo el Santo Rey la dificultad de tomar la capital hispalense y el abatimiento de sus tropas invocó, en el Cerro de Cuartos, a una imagen de la Virgen que llevaba consigo: «Váleme, Señora» , «le imploró. Y le valió. Cuenta la leyenda que el maestre Pelay Correa clavó su espada en el suelo y manó un venero que dio de beber a los soldados en el lugar exacto al que hoy llamamos Fuente del Rey», apuntó Alberto García Reyes sobre una de las leyendas que se cuentan para destacar que «Ella es la primera. Porque por encima de leyendas y chascarrillos, esa Virgen tímidamente risueña que lleva una rosa en sus manos es la que ha conservado la plegaria original de la hegemonía cristiana». El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, dialoga con Alberto García Reyes Raúl Doblado «Pero yo me quiero entretener en una historia sencilla que ilustra bien por qué estamos aquí 775 años después de la conquista de Fernando III de Castilla. Cuentan los más antiguos fieles de la Virgen que cada vez que va a pasar algo grande en Sevilla las Hermanas de la Cruz se encuentran un tomate en los calcetines del Niño», destacó a lo largo de la exaltación. «Que algo grande iba a pasar. Y pasó. Los sevillanos hemos podido jugar con Dios otra vez como toda la vida justo en el 775 aniversario de la restitución del culto cristiano en la ciudad». «Las Hermanas de la Cruz guardan con celo el secreto y el Niño, que es tan coqueto, las deslumbra con su luz», comentó el orador en la primera estrofa de un nuevo verso. Hermanamiento Fue hilando su exaltación el director de ABC con el paso de los minutos para destacar en un momento dado que «sin San Fernando, no existiría esta Sevilla por la que nos desvivimos 775 años después . Por eso yo celebro siempre su día, cada 30 de mayo, con una humilde oración que me recuerda que todo pasa menos lo que él nos dejó». Más tarde, García Reyes recordó que «el triunfo de Fernando III es el del hermanamiento de sangres. Por eso se puede hablar de Dios en esta ciudad con palabras andalusíes. Incluso se puede soñar con ver pasar un crucificado al son de las vihuelas de Ziriyab», en una ciudad donde «hay dos eternidades, la del Señor y la del cuerpo incorrupto de San Fernando». «Me despediré, en su honor, usando el romance según Sevilla para agradecerle las dos maravillas nos regaló: la restauración de Dios en Sevilla , es decir, del amor, y la lengua castellana. Yo, que vivo de las dos cosas, de Dios y del idioma, me postro ante su urna», exaltó ante el público asistente García Reyes, antes de concluir con estos versos: «El Rey va de puerta en puerta llamando por las aldabas pidiendo la contraseña para asediar las costanas después de la duermevela y el amor de su solapa, la Virgen de su entretela, esa carita de nácar que ilumina las haciendas, que mueve todas las palas de molinos y veletas y siempre está reflejada, milagro de cristaleras, en la piel de las ventanas, a su paso nos arrasa».