Rectificar y aprender
Si cualquier actividad humana convive con el error y los tropezones de manera habitual, la Redacción del periódico tampoco queda libre. En columnas anteriores me he ocupado de errores y erratas de distinta naturaleza, pero en esta ocasión los lectores han señalado cuestiones que ponen de manifiesto que no se puede perder de vista la hondura de la exigencia constante de la calidad que se espera de la Redacción de ABC, y que anima a ser más cuidadosos para evitar situaciones como las que han sucedido estos días. El lector Jesús del Amo fue el primero en llamar la atención sobre lo inapropiado de la fotografía que ocupaba la portada el día 15 de mayo. En una cobertura sobre las manifestaciones de agricultores y ganaderos, una pancarta perfectamente legible en la fotografía de portada recogía una clara amenaza al presidente del Gobierno . Más allá de lo inapropiado de incluir esa imagen, no es posible olvidar que el periódico ha denunciado el veto que sufre por parte de la Secretaría de Comunicación , lo que convierte esta publicación en un error muy inconveniente, y así se lo hice saber al director. El periódico reaccionó con agilidad y asumió la torpeza en un editorial, publicado el día siguiente, en el que pedía disculpas por lo que había sido un fallo de calidad difícilmente achacable a un despiste. El hecho de que los lectores consideren esto inadmisible es indicativo de su talante respecto a la crispada situación política, y es una llamada de atención que sería recomendable escuchar en todos los niveles de decisión. En otro orden de cosas, el lector Alfonso Vázquez Vaamonde exigía ejercer su derecho a la rectificación de la noticia publicada el 10 de mayo sobre las elecciones en el Ateneo de Madrid. En ella se le mencionaba juzgando de manera negativa su papel como oposición a la junta actual, sin que se hubiera intentado recabar su opinión. En esta ocasión, el director asumió la responsabilidad de valorar y dirimir el caso y el periódico publicó la rectificación solicitada tanto en la edición digital como en papel, dando voz a ambas partes en conflicto, como debería haber sucedido desde el primer momento. Por último, la publicación de un artículo comentando la entrevista que la actriz Melanie Olivares dio a otro medio con motivo de la presentación de un libro ha suscitado un intenso debate tanto en redes sociales como en los comentarios de los lectores en la edición digital. Varios lectores me hicieron llegar el texto solicitando una intervención rápida. El artículo incluía un párrafo valorativo, que no procedía de la entrevista, en el que se aplaudía su valor al haber tomado la decisión de abortar y hablar abiertamente de ello sin temer a las consecuencias. Si bien la propia reseña de esta entrevista podría ser cuestionable por las innumerables aristas del tema y el enfoque que le da la protagonista, los lectores señalaban como absolutamente inapropiadas las frases en las que se consideraba que sus acciones podrían ser un ejemplo en un tema tan sensible como el aborto. Se procedió a la eliminación de estas afirmaciones en la edición digital del artículo, única versión en la que se había publicado. Quizás en este caso hubiera sido recomendable añadir una nota al pie explicando a los lectores la rectificación realizada y el motivo que la provocó. Han sido, como se puede apreciar, días intensos para todos, no solo para los políticos en campaña. Pero pienso que estas llamadas de atención son un regalo muy preciado para el periódico, que debería intentar verlas como tal. Indican que a los lectores les importa el trabajo que se hace, los temas que se tratan y no les da igual el tono o el enfoque que se les da. El enfado y la tristeza que había en algunos de los mensajes que he recibido solo ponen de manifiesto un compromiso real con el diario. Si esto lleva a que la Redacción asuma una mayor conciencia de la responsabilidad de su trabajo, los errores habrán merecido la pena.