Cuando retumba en la cabeza lo de 'mercenario' a uno se le aparece de inmediato la estampa inquietante de Christopher Walken en 'Los perros de la guerra'; esto es, un tipo entre fúnebre y delgado que destila muerte gracias a unos ojos azules desorbitados. Pero luego llega la cruel realidad y el mercenario verdadero, un señor llamado Prigozhin, no es sino un menda fondón, de papada trémula y con aire entre charcutero de Burdeos y cuñado de la familia Addams. La realidad nos machaca, nos arrebata las ensoñaciones, el ramalazo poético y las leyendas nebulosas que forjan el acero de una obra de arte. El tal Prigozhin comenzó su aventura empresarial vendiendo perritos calientes. Luego levantó un imperio y se...
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