Roser Arrufat fue mi profesora de español en tercero de lo que un día fue la EGB. Escuela Aula. La vi el domingo cenando. Te conocí hace cuarenta años y no te había vuelto a ver pero no dudé en tomarte la cara con las dos manos y darte los dos besos más agradecidos que jamás he dado. Vuela esta canción para ti, señorita. Fuiste muy dura conmigo. Cuando supiste que era disléxico todavía más. Contra el defecto, ninguna contemplación. Más rigor y más disciplina: más amor aunque esto no lo entienda la pedagogía de hoy. Me enseñaste a amar el idioma a través de la exigencia y la superación. Por ti puedo escribir este artículo. Pon la espalda recta....
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