Nos dejó en abril Antonio Mingote, hace más de una década, y hay nostalgia de lo suyo, porque hay vigencia de lo suyo. Prosperó de artista autodidacta, porque a ver qué otro camino. Todo artista come de su propio talento, y crece hacia su propio talento, que es una rara esencia que ni enseña la Universidad ni la inteligencia artificial. Estamos ante un clásico que nos saludaba, cada mañana, desde la baranda de su viñeta de ABC . Así, más de medio siglo. Estuvo en lo suyo hasta el momento de la muerte, como González Ruano, que remachaba el artículo desde el lecho de la última hora, mientras se desesperaban sus cuidadoras de hospital, incapaces de fijarle el descanso al...
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