En la ventana de la que siempre será su habitación, su madre mantiene una vela roja encendida. Es la manera que tiene María del Carmen Jiménez de mantener la memoria viva y presente de su hijo mayor, a quien la noche de Halloween encontró muerto en la misma puerta de su casa de Palomares. La descripción que hace Mamen (como la conocen sus amigos) de aquellos minutos terroríficos, con la voz entrecortada, luchando por que la emoción no la deje muda, son claves para entender hasta la raíz el llamado crimen de Halloween: «Yo no sé si salieron a matar o no, pero sí sé que se fueron dejando a una persona convulsionando en el suelo y que eran conscientes...
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