Es un pueblo tan perfecto que inquieta. La pulcritud de sus fachadas, el asfaltado impoluto de sus calles, el aseo absoluto de sus aceras... Todo atestigua que en la comunidad impera el orden . Para no llegar a los 1.200 habitantes, en el corazón de la Alemania vacía , tiene de todo: su sucursal Volksbank, su comadrona, su equipo de fútbol y su parque de bomberos. Una carnicería ambulante surte productos de cercanía y el restaurante Zum Kirsch abre de jueves a sábado. No hay supermercado, pero sí una tienda de armas llamada Waffen Müller, que ofrece prácticas de tiro y formación para la caza. En su escuela de primaria, solo hasta sexto grado, los alumnos rondan el centenar. La...
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