Seestánpeliando: pugnas intestinas de Morena
El embate de Layda Sansores en contra de Ricardo Monreal es sólo la última de las pugnas intestinas de Morena, donde los pleitos internos se han convertido en santo y seña de ese movimiento.
Estas batallas, que al escalar raspan la candidatura presidencial de 2024, viajan bien tanto en las redes sociales, que ayer ardían esperando la filtración de la gobernadora (es un decir) de Campeche en contra del senador zacatecano, como en la prensa convencional, donde la semana pasada el también senador Armando Guadiana pagó planas enteras para denunciar presuntas maniobras de su correligionario, el subsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía, también suspirante a la gubernatura coahuilense en 2023.
Los morenistas parecen decididos a un canibalismo estridente. Lo vimos desde mediados de 2020, cuando en la dirigencia misma de Morena el entonces líder de ese movimiento, Alfonso Ramírez Cuéllar, alineó una denuncia en tribunales para responsabilizar a su antecesora Yeidckol Polevnsky de millonarios desvíos. Judicialmente poco trascendió, pero el choque fue sonoro.
El propio Ramírez Cuéllar luego se vería envuelto en un audioescándalo mediante el que quedaba en evidencia un plan de algunos morenistas tradicionales para contener a Mario Delgado, que a la postre se convirtió en líder nacional, puesto en el que sigue.
Delgado a su vez ha sido objeto de ruidosas críticas de John Ackerman o Gibrán Ramírez.
Mas el recuento sigue. Monreal ha denunciado al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, que durante un año tuvo en prisión, con métodos más que cuestionados, a un colaborador del zacatecano. Éste incluso intentó hacer una comisión legislativa para investigar al mandatario jarocho, pero fue forzado, de fea manera, a desistirse de su pretensión.
Y ni qué decir de la forma en que se dirimen las aspiraciones rumbo al relevo en la gubernatura de Puebla, donde el líder de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Ignacio Mier, se ha visto involucrado en escándalos que él atribuye, entre otros, al gobernador Miguel Barbosa, al hoy líder del Senado, Alejandro Armenta, y al extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera Santiago Nieto. Estos tres fueron denunciados en la FGR por aquél.
Este somero recuento estaría incompleto, desde luego, sin los duros choques de Nieto con el fiscal general de la República, Alejandro Gertz, ventilados de viva voz en programas de radio, y de éste, en tribunales, con el exconsejero jurídico Julio Scherer Ibarra.
Algunas de esas peleas parecen superadas, pero la de Monreal no. El zacatecano ha enervado al ala ultra del Senado desde tiempos en que desplazó, hablando de formas nada suavecitas, a Martí Batres de la Mesa Directiva. Esa es una de las facturas que desean cobrarle al zacatecano, quien no ha dudado en señalar que el embate de Sansores forma parte de una estrategia cuya autoría atribuye a Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno, que es vista como favorita de AMLO.
Monreal puede tener razón en las suspicacias, pero en sentido contrario en la Ciudad de México, y en Palacio Nacional, no olvidan la derrota en algunas alcaldías capitalinas en 2021, reveses que no entienden sin la intervención del zacatecano.
Sólo hay un árbitro que podría atemperar estos ánimos, pero esa autoridad parece a gusto con la carnicería mediática, como si creyera que sea como sea los de Morena copan la conversación.
A saber si esta falta de contención no terminará por desfondar a quienes dentro de Morena pretenden ganar gubernaturas, mayorías legislativas y, por supuesto, la Presidencia de la República. Porque seestánpeliando, y con ello tiznan, diría AMLO, al oficialismo de graves manchas de corrupción. Y si el río suena…