Pablo de la Peña Sánchez: Inseguridad Nacional
De acuerdo con datos del Secretariado cerramos el 2022 con más de 42 mil 800 homicidios.
No basta con los problemas políticos, la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, la debilidad del mercado interno por falta de inversión productiva y la desconfianza que tenemos en nuestros partidos políticos y en general en la mayoría de nuestros políticos. Tenemos todavía que seguir aguantando los problemas de inseguridad que brotan en nuestras ciudades y que claramente este gobierno no ha podido resolver, a pesar de que fue una de sus principales banderas al inicio de este sexenio.
No importa qué tipo de datos tengan en Palacio Nacional, si son otros o los mismos que tiene el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. De acuerdo con datos del Secretariado cerramos el 2022 con más de 42 mil 800 homicidios, que sumados a los 132 mil 021 homicidios que ya traíamos acumulados del 2019 al 2021, estamos llegando a 174 mil 899 homicidios en 4 años del Gobierno de López Obrador. Solo como referencia, en todo el sexenio de Peña Nieto se registraron 157 mil 158 homicidios totales.
Adicionalmente, y de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) presentada recientemente por el INEGI para el mes de marzo del 2022, el 62 por ciento de la población mexicana dice sentirse inseguro. Es pertinente reconocer que esta cifra ha bajado del 75 por ciento que traíamos en el 2019; sin embargo, aún tenemos ciudades en las que más del 85 por ciento de su población dice sentirse inseguro. Estas son: Fresnillo, en el estado de Zacatecas, con el 96 por ciento, su capital, Zacatecas con el 94 por ciento, Naucalpan de Juárez en Ciudad de México con el 88 por ciento, Ciudad Obregón en Sonora, con el 86 por ciento, Uruapan en Michoacán con el 86 y Colima con el 85.7 por ciento.
El contraste lo vemos en ciudades como San Pedro Garza García, en Nuevo León, que solo el 18 por ciento de su población dijo sentirse inseguro en marzo de este año. Seguido por Benito Juárez (Cancún) con el 19 por ciento, Piedras Negras en Coahuila, con el 20 por ciento, Los Cabos en Baja California Sur, con el 23 por ciento, Saltillo Coahuila con el 24 por ciento, y Tampico Tamaulipas con el 24 por ciento. Como dato adicional, en Monterrey tenemos que el 68 por ciento de la población dice sentirse inseguro.
Estas cifras coinciden con los datos de homicidios dolosos y culposos que presenta el Observatorio Nacional Ciudadano (https://delitosmexico.onc.org.mx/) para el 2022. De acuerdo con las cifras de este Observatorio, la tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes más alta en el 2022 la tiene la ciudad de Colima, con 185 homicidios por cada 100 mil habitantes, le sigue la ciudad de Fresnillo en Zacatecas con una tasa de 121.44; la ciudad de Zacatecas con 119.5, después el municipio de Cajeme (Cd. Obregón) en Sonora, con una tasa de 115; Uruapan en Michoacán con una tasa de 83.36 y Morelia con una tasa de 65.61. Por el contrario, las ciudades con menores tasas de homicidios son: la ciudad de Mérida que cerró el 2022 con una tasa de 6.80 homicidios por cada 100 mil habitantes; Tlaxcala con 9.50; Aguascalientes con 11.15; Saltillo con 12.32 y como referencia Monterrey con tasa de 29.75 homicidios por cada 100 mil habitantes. Como podemos ver la tasa de percepción de inseguridad está muy relacionada a la violencia real que se sufre en estas ciudades. Podemos entender que en un mes en particular la percepción pueda variar por algún acontecimiento violento, pero creo que a lo largo del año ambas cifras convergen.
De igual manera, a nivel estatal las cifras coinciden, en gran medida, con lo que sucede a nivel municipal. Los cuatro estados con las tasas más altas de homicidios por cada 100 mil habitantes son: Colima con una tasa de 112.2, Quintana Roo con 82.7, Zacatecas con 80.6 y Baja California con una tasa de 80.5 por cada 100 mil habitantes; el promedio nacional se encuentra en una tasa de 33.1 y Nuevo León tiene una tasa ligeramente por encima de la media nacional con 33.8.
Al otro extremo, tenemos cuatro estados con las menores tasas de homicidios por cada 100 mil habitantes y estas son: Yucatán con una tasa del 8.62, Tlaxcala con 11.8, Coahuila con 12, y Baja California Sur con 13.5. Creo que es muy razonable decir que la percepción sobre la inseguridad está muy relacionada con la realidad que sucede en cada ciudad, y que las cifras agregadas a nivel estatal reflejan lo que sucede también en las ciudades más vulnerables del país.
En el 2019 se dio a conocer el Modelo Nacional de Policía y Justicia con el propósito de fortalecer las capacidades de los policías municipales y estatales, así como lograr una articulación efectiva entre los diferentes cuerpos de seguridad con la Guardia Nacional y las Fiscalías. En este documento que se puede encontrar en la página del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se estimaba que existían más de 384.9 mil elementos policiales de los cuales 124.4 mil eran municipales, 220.4 mil eran estatales y el resto federales. Preocupante es que en dicho documento se dice que, en ese entonces, existían 650 municipios sin policías municipales, en otras palabras, 1 de cada 4 municipios en el país no tiene policías municipales. Sin embargo, más allá del número de policías y de la clara complejidad existente para coordinar diferentes organizaciones, el problema que tenemos es que, aún en los municipios que sí tienen estructura policial, ésta, no está blindada a la invasión de la corrupción en sus elementos ni a las amenazas reales del crimen organizado; y esta problemática es más evidente en los estados con las mayores tasas de criminalidad.
Claramente el problema de inseguridad que tenemos en el país es sumamente complejo, pero también es claro que, a casi 4 años y medio de este gobierno federal, el propósito del Modelo Nacional de Policía y Justicia no se ha logrado, y menos aún ha dado resultados evidentes la estrategia nacional de seguridad.
Es un hecho que los gobiernos municipales y estatales tienen que hacer frente incluso a los delitos del fuero federal, como lo es el crimen organizado que tiene evidentemente un impacto local, y lo tendrán que hacer con grandes dificultades de coordinación, alcance y equipamiento.