Piden sobreseimiento de empresario sojero acusado de trasegar 4.5 toneladas de cocaína
En julio de 2019, la Policía alemana interceptó en el puerto de Hamburgo un cargamento de 4.5 toneladas de cocaína provenientes de Uruguay, siendo el secuestro de droga más importante en el país europeo ese año.
Las decenas de maletas con estupefacientes venían camufladas en un cargamento de soja: en total eran 211 bolsos con 4.200 paquetes listos para su distribución en el mercado negro europeo.
Esta semana, la defensa del empresario Martín Mutio, hasta cuyos terrenos se rastreó el origen de la soja, pidió el sobreseimiento del defendido, algo con lo cual no está de acuerdo la fiscal especializada de Estupefacientes de Primer Turno, Mónica Ferrero, quien ha solicitado una condena de 15 años de prisión al considerar que Mutio es responsable de un delito de tráfico internacional de drogas y uno de lavado de activos.
«Como se demostrará en juicio, todas las evidencias apreciadas en su conjunto nos llevan a concluir que la intención de Mutio fue inequívocamente exportar cocaína hacia Europa y posteriormente convirtió el dinero producto de la actividad ilícita a través de la compra de distintos bienes», aduce Ferrero en su acusación.
Los abogados sostienen que durante la investigación, que se extendió por 16 meses, la Fiscalía no encontró ninguna vinculación entre el empresario sojero y los hechos mencionados, aunque sí fuese el responsable de la exportación de los granos de soja en donde iba oculta la droga.
La defensa añade que los paquetes se habrían introducido en el cargamento en altamar, en una maniobra llamada «de gancho ciego»; eso quiere decir que delincuentes abordan los barcos donde van los cargamentos y luego clonan el precinto de seguridad. Otros aún más diestros, se supone, pueden ingresar al contenedor sin siquiera romper el precinto.
No hay vínculo, asegura la defensa
En la solicitud de sobreseimiento también aseguran que la Fiscalía no pidió información sobre lo sucedido con el contenedor después de que ingresó al puerto de Montevideo, ni solicitó datos a los otros cinco puertos en los que el barco habría pasado en su trayecto.
Adicionalmente, niegan que se trate de una maniobra de exportación simulada y que el comerciante italiano que recibiría las 26 toneladas en el puerto de Amberes, Bélgica, fue investigado por las autoridades alemanas y que no se le encontró ligamen con el ilícito.
En resumen, entiende que la Fiscalía no utilizó todas las herramientas que ofrece la cooperación internacional en materia de seguridad y tráfico de drogas, como por ejemplo solicitar a la Policía alemana una pericia al precinto de seguridad, entre otros movimientos posibles.