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Hace años cuando acababas de esquiar, ibas a cualquier bar cercano a la estación y podías tomar una cerveza rodeado de profesores o trabajadores de pistas. Muchos de ellos todavía con sus trajes donde se pueden leer bien grande el nombre del complejo invernal donde trabajan. Aquello hacía que la experiencia del viaje fuera más completa. Hoy la mayoría de veces no sabes si estás esquiando en el Pirineo o si estás en una gran ciudad.
Y es que los altos precios de los apartamentos en zonas turísticas está haciendo que estos trabajadores se tengan que buscar alojamiento cada vez más lejos. Y es allí, a varios kilómetros de pistas, donde por la tarde hacen su vida, lejos de los esquiadores a los que han dado clase o del cliente al que han saludado en el telesilla.
¿Hay que echar a culpa al pr...'