El alpinismo lamenta la desaparición de los dos montañeros españoles desaparecidos en el Fitz Roy (3.405 metros) el jueves. La Comisión de Auxilio del Centro Andino El Chaltén ha dado por finalizada la búsqueda debido la riesgo que supone para el grupo de rescatadores. Tres días hace que Amaia Agirre (31 años) e Iker Bilbao (29 años) se vieron arrastrados por un alud hacia una grieta mientras descendían una de las montañas más famosas de la Patagonia, en la frontera entre Argentina y Chile. Los alpinistas habían hollado la cima por la vía afanassieff, en el noroeste. Y en la vuelta, cuando ya todo parecía más sencillo, el Fitz Roy no los ha querido dejar marchar. Del alud se salvó Josu Linaza, el tercer integrante de la expedición. Fue quien inició la búsqueda de sus compañeros en el terreno y después dio la voz de alarma en la localidad de El Chaltén, cuando comprobó que Amaia e Iker habían quedado sepultados en una grieta. Las horas iban contra ellos; el tiempo, también. Se realizó una primera expedición de rescate, infructuosa, y otro alpinista se acercó a la zona para definirla como «muy expuesta». La Comisión de Auxilio, compuesta principalmente por voluntarios y sin medios aéreos, había aplazado hasta hoy nuevas aproximaciones, pero ha decidido dar por finalizado el rescate porque las altas temperaturas pueden provocar más aludes. «La grieta en la cual se encuentran enterrados mide 100 metros de largo por 8 metros de ancho (aproximadamente) y 15 metros de profundidad hasta el tapón de nieve, desconociendo el fondo real que tiene. Esto implicaría varias horas dentro de la grieta y poner a riesgos altísimos a los rescatadores voluntarios», señalaron desde El Chaltén. Noticias Relacionadas estandar No Alpinismo Encuentran el cuerpo de Hilaree Nelson, la alpinista estadounidense desaparecida en el Himalaya S. D. | AFP estandar No Alpinismo Se busca a los culpables del vertedero en el que se ha convertido el K2 Emilio V. Escudero El accidente se produjo el pasado jueves, sobre las diez de la mañana. Después de haber hollado la cima y recogido el material de la expedición, Agirre, Bilbao y Linaza casi alcanzaban la base, en el Cerro de los Italianos, cuando se vieron sorprendidos por el alud. Alcanzó a Agirre y Bilbao, que fueron arrastrados hacia la grieta y sepultados bajo la nieve húmeda, según detalló la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME). La mayor parte del material también se perdió en la grieta por lo que tampoco Linaza pudo hallarlos a pesar de sus conocimientos como guía de alta montaña y barrancos. «Ha sido una avalancha de fusión, muy pesada -que puede conllevar trozos de hielo y rocas-, provocada por las altas temperaturas en la zona», han explicado los experimentados montañeros Iker y Eneko Pau, que participaron en 2006 en un rescate por la misma zona del accidente de Iker y Amaia. Los hermanos describen el Fitz Roy como «una montaña que está considerada una de las más difíciles del mundo por su complejidad técnica y las condiciones climatológicas adversas que normalmente dominan la zona». Además, la vía afanassieff es una de las más difíciles por su extensión, unos 1.600 metros con zonas de escalada y hielo. De ahí que Bilbao, Agirre y Linaza descender ciertas zonas en rapel. Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 2380 Código APP El mundo del alpinismo esperaba casi un milagro, aferrados a la benevolencia de la naturaleza y la pericia de Agirre y Bilbao, con amplia experiencia en la montaña. Ella, de Urnieta (Gipúzcoa) y licenciada en Medicina por la Universidad de Zaragoza, perteneció al Grupo de Tecnificación de Alpinismo de Aragón y ahora forma parte del equipo de la Federación Española de Montañismo y ha abierto vías en diferentes zonas de Jordania y Arabia. Formó parte de la primera ascensión femenina del Mont Blanc por la vía Groucho Marx y fue galardonada con el Trofeo Federación 2021 de la Federación Aragonesa de montañismo por su «excelente trayectoria en la práctica de los deportes de montaña y su excelente calidad alpinista». Bilbao, nacido en Durango (Vizcaya), se formó en Magisterio y trabaja como bombero en el parque Ayala, en Llodio (Álava), y tiene en su historial cimas en Noruega, Marruecos y Los Andes, que, esta vez, no los deja marchar.