Antonio (73) ha viajado mucho, habla cuatro idiomas y ha tenido novias de varias nacionalidades. Tan interesante curriculum vital se lo debe a su profesión de piloto. Divorciado y jubilado, este malagueño busca una nueva ilusión, por lo que acudió al restaurante de
‘First Dates’
este miércoles 13 ese julio abierto a encontrar una mujer tan activa como él. En gustos confesó no ser muy delicado, asegurando que le gusta «hasta el jamón crudo».
Antonio y Mª del Carmen se conocen
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No le sirvió de mucho, pues su cita a ciegas fue con una mujer cuyo listón de exigencias estaba bastante más alto. Mª del Carmen (67) se presentó como campeona de Europa de tango, vals, chachachá, pasodoble y salsa. «Tengo más copas de Ángel Nieto en mi casa», afirmó. También presumió de voz privilegiada para el canto.
Ni el romántico ramo de flores que le regaló Antonio al conocerla, ni que fuese paisano suyo, mejoró la primera impresión de la malagueña sobre su acompañante. «Su presencia física me ha echado para atrás. No me ha gustado nada», manifestó sin tapujos cuando él no la oía.
Rocío Jurado anima el cotarro
Nada que ver con el entusiasmo con el que el piloto jubilado ha afrontado la velada, en la que han charlado de sus familias, gustos e inquietudes. Hasta que ella desveló por fin el principal requisito principal que quiere en un pretendiente: que sea también su pareja de baile como lo fue su difunto marido. El soltero no cerró la puerta a aprender, pero avisó de que no es lo suyo. Tampoco estaba Mª del Carmen muy por la labor de llevárselo a bailar, alegando que Antonio «no tiene presencia».
La cita
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La cita ya estaba condenada al fracaso, así que para dar un poco de alegría, la malagueña presumió de talento cantando por Rocío Jurado. «Ya que estábamos tan sosos, he sacado el arte», comentó.
Fue el momento cumbre antes de la decisión final. Aunque no había muchas papeletas para que quisieran unas segunda cita, como así sucedió. «Yo quiero un bailarín, y tú de baile nada», insistió Mª del Carmen. Sin embargo, los dos coincidieron en que no cuadraban ni había ‘feeling’ entre ellos.