Cómicos de pesadilla
Estaba yo paseando con mi perra por el parque cuando, de manera accidental, le he dado una patada a una piedra. Inmediatamente han salido media docena de humoristas de debajo. Para colmo, algunos insistían en que les llamara “monologuistas”. Yo estaba atónita, pero una mujer que se autoproclamaba “feminista monologuista”, me empezó a dar una charla infumable y en cada frase metía un “olé mi coño” o un “por mi coño moreno”. La verdad es que la pobre no tenía ninguna gracia, me daba incluso un poco de miedito. Doña, que así se llama mi perra, no paraba de gruñirla. ...