Ya puede jugar
Leo Messi de azulgrana,
Luuk de Jong o que el mismísimo
Robert Lewandowski cambie de camiseta. Que atrás esté
Gerard Piqué o
Jules Koundé. Que se siente
Quique Setién en el banquillo,
Ronald Koeman o
Xavi Hernández. Da igual. Nada cambia. El sino del
Barça contra el
Bayern en la historia reciente sigue siendo el mismo. Tan doloroso como triste desde aquel 2-8 de
Lisboa un 14 de agosto de 2020. Los caprichos de los sorteos propiciaron dos cruces más en la liguilla de las siguientes ediciones para hurgar más en una herida profunda.
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