Xi Jinping avanza sobre la economía con una serie de reformas y cambios en el gabinete

Se espera que el líder chino presente cambios radicales para ampliar el control del Partido Comunista sobre las finanzas y otros sectores.

Xi Jinping, el líder más poderoso de China desde Mao Zedong, se dispone a aprovechar la próxima sesión parlamentaria para poner en marcha una "enérgica" revisión del Gobierno nombrando a sus acólitos más fieles para supervisar los sectores financiero, tecnológico y otros.

La Asamblea Popular Nacional (APN) anual, que comienza el domingo, sustituirá al primer ministro Li Keqiang, jefe del Gobierno, y a su equipo de tecnócratas, al que se atribuye el mérito de haber dirigido la economía durante las turbulencias de los últimos cinco años. Es posible que también se reestructuren carteras importantes como el sector financiero.

Xi prometió en una reunión celebrada el martes que el partido planeaba cambios "de gran alcance" que, aparte de la reforma del sector financiero, incluirían un control más estrecho de los sectores tecnológico y científico y, lo que quizá sea más inquietante para las empresas, una mayor participación del partido en las "empresas no públicas".

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Los cambios llegan en un momento delicado para la economía china, frenada el año pasado por la draconiana estrategia de Xi de Covid-cero y las medidas reguladoras en los sectores tecnológico e inmobiliario, que han afectado negativamente a la confianza empresarial. En 2022, el PBI sólo creció 3%, muy por debajo del objetivo oficial del 5,5%.

Aunque se espera que el crecimiento repunte este año -en febrero la actividad manufacturera creció a su ritmo mensual más rápido en una década-, el nuevo equipo tendrá que convencer a los inversores escépticos de que China en serio ha reabierto sus puertas a los negocios y está preparada para hacer frente a vientos en contra estructurales de larga data, como el aumento de la deuda pública, el descenso de la población y el retraso de la productividad.

"La principal prioridad del congreso será trazar una ruta de crecimiento tanto a corto plazo como tratar de convencer a los inversores nacionales y extranjeros de que existe una senda de crecimiento sostenible a largo plazo", afirmó Victor Shih, profesor de economía política china en la Universidad de California en San Diego.

En octubre, Xi arrasó en el Comité Permanente del Politburó, compuesto por siete miembros, y llenó de leales el máximo órgano decisorio del Partido Comunista Chino (PCCh) en el congreso quinquenal del partido.

Xi también fue confirmado como secretario del partido y jefe militar para un tercer mandato de cinco años, un movimiento sin precedentes urdido en 2018 cuando la APN cambió la Constitución para eliminar el límite de dos mandatos. Este mes, la Asamblea completará las formalidades con el nuevo nombramiento de Xi como presidente.

Se espera que refleje la remodelación de la cúpula del PCCh en los altos cargos del Gobierno, que contará con un equipo de caras nuevas procedentes en gran medida del pasado de Xi.

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Se espera que el líder chino ascienda a Li Qiang, exjefe del partido en Shanghai con quien Xi trabajó como gobernador de la provincia de Zhejiang en la década de 2000, a primer ministro y jefe del Consejo de Estado, o gabinete, de China.

También se espera que sea sustituido el zar económico de China, el viceprimer ministro Liu He, un economista formado en Harvard a quien se atribuye ampliamente el lanzamiento de una campaña de "des-riesgo" financiero en 2017 para restringir la banca en la sombra [shadow banking] y la acumulación de deuda y prevenir una crisis financiera.

La administración, que advirtió contra inundar la economía con estímulos, logró ralentizar -aunque no detener- la expansión de la deuda china, que alcanzó el 273% del PBI desde el 150% antes de la crisis financiera mundial, según Gavekal Dragonomics, un grupo de investigación.

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En cambio, funcionarios como He Lifeng, un protegido de Xi que se espera que sustituya a Liu, pasó la mayor parte de su carrera como político local. Según los analistas, podría estar más inclinado a responder a las necesidades políticas inmediatas a expensas de una política monetaria conservadora a largo plazo.

"Por supuesto, sabemos que el banco central siempre ha sido un órgano del gobierno que obedece a la dirección general del partido comunista. Eso es deliberado", dijo Shih. "Pero durante décadas ha estado dirigido por tecnócratas de carrera".

"Al nombrar a políticos de carrera del gobierno local... eso podría tener el efecto de anteponer los objetivos políticos a corto plazo a los objetivos políticos a mediano plazo".

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En un nuevo paso que consolidará el control sobre la formulación de políticas, el partido ha debatido una propuesta para crear un supercomité que supervise el banco central y otros reguladores financieros, según dijeron dos personas familiarizadas con el asunto.

Si se aprueba en la APN, la nueva entidad sería una versión más poderosa, dirigida por el partido, de un organismo ya existente, el Comité de Estabilidad y Desarrollo Financieros, que es supervisado por el Consejo de Estado, dijeron las personas.

Mientras que el comité existente sólo coordina la regulación financiera entre los organismos, el nuevo comité estaría facultado para tomar decisiones rápidas sobre los riesgos intersectoriales, como el colapso de Evergrande, el desarrollador inmobiliario más endeudado del país, agregaron las fuentes.

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Los principales candidatos a dirigir el nuevo órgano son He y Ding Xuexiang, el poderoso jefe de gabinete de Xi. Lu Zhiyuan, jefe del partido en la ciudad costera de Qingdao, figura entre los principales candidatos a ministro de Finanzas.

Independientemente de las dudas que los observadores del mercado puedan tener sobre la nueva administración de Xi, ésta se beneficiará a corto plazo de un repunte económico desencadenado por el fin del Covid-cero, según los analistas.

Se espera que la APN fije un objetivo de crecimiento del PBI para todo el año de entre el 5% y el 5,5%, señaló Tao Wang, economista de UBS, quien añadió que el nuevo Gobierno también podría tratar de impulsar el crecimiento canalizando más fondos hacia el sector inmobiliario o impulsando el consumo.

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"También veo que las políticas podrían ser un poco más favorables de lo esperado", afirmó Wang.

Los economistas, sin embargo, señalaron el reto que supone mantener un mayor crecimiento más allá del repunte post-Covid, especialmente si China quiere alcanzar su objetivo de convertirse en una sociedad "moderadamente próspera" para 2035.

Esto requeriría un crecimiento promedio anual del 3,5% hasta 2035 para alcanzar el umbral de los u$s 20.000 de ingreso per cápita al año, afirmó Robin Xing, economista jefe para China de Morgan Stanley.

"Se trata más bien del próximo debate más allá de este impulso puntual", afirmó Xing.

Lograr un crecimiento sostenible a largo plazo exigiría tomar decisiones de gran calado sobre cuestiones como la forma de impulsar el consumo como porcentaje de la actividad en una economía que sigue invirtiendo demasiado como porcentaje del PBI y la forma de resolver la creciente deuda de los gobiernos locales, señalaron los analistas.

"Es probable que este año tengamos un buen crecimiento y todo el mundo esté contento", dijo Michael Pettis, profesor de finanzas de la Universidad de Beijng. "Pero sólo será temporal".