A veces me pasa que voy por la calle y veo siempre las mismas caras. Da igual si camino lento o rápido, si estoy en mi barrio o en el del vecino, la gente pasa de largo con sus alegrías y sus problemas y yo soy incapaz de distinguir a unos de otros. No sé si soy yo que camino demasiado y veo regular o que mi mente me está jugando una mala pasada pero cada vez está más extinguido eso del renglón torcido, el verso suelto, y lo que abunda es lo común, lo corriente. Antes ser mediocre era no ser una cosa ni la otra, ahora directamente es ser ambas. Lo decía con algo de esa retranca gallega...
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