Faenas de cañas y barro de Ginés Marín bajo la tormenta perfecta
La tormenta perfecta caía sobre el ruedo de Torrejón . Asustaba el centelleante cielo, los rugidos de garganta profunda y un remolino de viento que sacudía hasta el techo de la plaza. Los que no tenían paraguas se resguardaban en la zona cubierta, pero es que hasta allí también llegaba el aguacero. Las teclas del Lenovo se inundaron y la funda volaba como la cometa de unicornio de la feria que se le había escapado a un niño. La gente se apretaba como si se avecinara un naufragio sin más flotadores que las almohadillas de plástico. Читать дальше...