Hannibal, a la hora de almorzar
De niño supimos de Aníbal Barca, el azote de Roma, por los libros de historia; de adolescentes, de quien se apellidaba González, gracias a madre, que nos regalaba paseos en barca por la Plaza de España; de adulto nos estremecimos con otro que en vez de comerse la H de su nombre se almorzaba los sesos de sus enemigos, el señor Lecter, y ahora, Orta mediante, nos interesamos por Hannibal Mejbri. No ha conquistado nada, ha construido menos, hasta donde sabemos no es caníbal. Dos meses lleva corriendo por la ciudad deportiva sevillista y... Читать дальше...