Las regulaciones sobre criptomonedas de China son una medida inteligente y otros países deberían intentar hacer lo mismo
La medida de China para regular las criptomonedas es la única forma de evitar un desastre casi inevitable para el medio ambiente, los inversores y el mercado financiero en general si se permite que los mercados de criptomonedas sigan siendo un «salvaje oeste» digital. Recientemente, los reguladores chinos emitieron un comunicado diciendo que el país […]
La medida de China para regular las criptomonedas es la única forma de evitar un desastre casi inevitable para el medio ambiente, los inversores y el mercado financiero en general si se permite que los mercados de criptomonedas sigan siendo un «salvaje oeste» digital.
Recientemente, los reguladores chinos emitieron un comunicado diciendo que el país prohibiría efectivamente que las instituciones financieras y las empresas de pago hagan negocios relacionados con las criptomonedas. Esta prohibición se refiere específicamente a las criptomonedas como bitcoin y no al yuan digital oficial de China, que está en desarrollo en este momento.
Aunque muchos han criticado la medida por interferir en lo que parece ser un mercado floreciente, estaba justificada y muy atrasada.
Recientemente, los precios de las criptomonedas se han disparado y se han desplomado, y el comercio especulativo de criptomonedas se ha recuperado, infringiendo gravemente la seguridad de la propiedad de las personas e interrumpiendo el orden económico y financiero normal ”, tres organismos de la industria, la Asociación Nacional de Finanzas de Internet de China, la Banca de China. Association y la Asociación de Pagos y Compensación de China, dijeron en un comunicado conjunto.
Las criptomonedas son un tema complicado ya que no todas las criptomonedas son iguales. Se están produciendo innovaciones genuinas en algunos ecosistemas, como Ethereum y otras plataformas que utilizan tecnología blockchain que introducen, por ejemplo, contratos inteligentes y finanzas descentralizadas. Personalmente, los encuentro interesantes, aunque con una gran necesidad de regulación debido a la naturaleza del «salvaje oeste» del mercado que deja la puerta abierta a las estafas y el fraude financiero, algo que comúnmente se denomina «tirar de la alfombra» en los círculos criptográficos.
En general, sin embargo, la mayoría de los principales defensores de la criptografía creen que tiene algún valor intrínseco a través de su uso real. En realidad, es bastante difícil medir exactamente cuánto «usa» la gente bitcoin, ya que hay escasos informes sobre el tema y quizás también el obstáculo semántico de definir qué es realmente «usar» bitcoin. Pero si hablamos de usarlo en una transacción diaria normal, está claro que esto realmente no está sucediendo.
En cambio, y especialmente cuando se habla de un token como bitcoin, es básicamente un tipo nuevo (y altamente no regulado) de clase de activo digital, y no muy confiable, ya que aparentemente no puede sostenerse incluso con una inflación récord en moneda fiduciaria. También creo que muchos de los otros ecosistemas que mencioné antes solo están encontrando formas innovadoras de crear nuevos tipos de activos digitales, es decir, crean valor al inventar nuevos tipos de especulación y no mucho más.
Y este es realmente el peligro del actual auge de las criptomonedas. Claro, la tecnología blockchain es extraordinariamente innovadora, útil y se utilizará en el futuro para muchas cosas. En la parte superior de mi cabeza, podría nombrar una docena de campos de interés personal donde la tecnología blockchain podría reducir la fricción entre bienes, servicios y consumidores. Pero su aplicación en intercambios de cifrado no está construyendo realmente una infraestructura seria para esta tecnología.
Tomemos el boom ferroviario del siglo XIX como contraejemplo. Las empresas estaban colocando nuevas vías de tren a izquierda y derecha para desarrollar la industria ferroviaria antes de que colapsara la burbuja subyacente del mercado. Mucha gente perdió mucho dinero en esta especulación, pero al final del día esas pistas todavía estaban allí, todavía había infraestructura sobrante que podía proporcionar y proporcionó beneficios económicos.
Lo mismo ocurre con la burbuja de las puntocom de la década de 1990, a la que creo que el auge de las criptomonedas se parece un poco más. Mucha gente se hizo rica, mucha gente también perdió todo, pero al final del día, esta burbuja ayudó a sentar las bases de la globalización. La burbuja de las puntocom provocó una oleada de reducción de la fricción después de que personas de la industria diseñaron lenguajes de programación, software y hardware comunes y establecieron líneas de fibra óptica que abarcan todo el mundo que hasta el día de hoy hacen que las conexiones a Internet sean relativamente baratas en muchas partes del país. mundo.
A diferencia de estos dos ejemplos, es difícil encontrar un ejemplo serio de cómo el auge de las criptomonedas podría dejar algo con tanto valor después de que la burbuja estalla inevitablemente. De hecho, como ahora es un tema de renovado debate, el mercado de las criptomonedas solo está acelerando el problema del cambio climático hasta tal punto que esto por sí solo debería ser motivo de preocupación regulatoria. Tal como está, el mercado criptográfico no representa los mejores atributos de una economía de libre mercado, sino los peores.
A nivel de mercado, también vemos gran parte del absurdo que rodea a las criptomonedas solo por el hecho de que el CEO de Tesla, Elon Musk, quien odia notoriamente a los reguladores del mercado, puede cambiar los precios de manera tan drástica con solo tuitear, o el hecho de que las monedas meme con valor real cero como Dogecoin y sus imitaciones como Shiba Inu tienen una capitalización de mercado tan grande.
Los intercambios de criptomonedas existen en este momento en un clima regulatorio ridículo y otros gobiernos deberían seguir el ejemplo de China en el ejercicio del control, porque podría conducir a un desastre si se deja solo, para el medio ambiente, para los inversores y para el mercado financiero en general.