Una ministra de Trabajo que trabajó el jueves hasta muy tarde y que amaneció el viernes muy temprano. Sonaría a chiste de esos en los que también hay un francés y un inglés si no fuese porque lo dijo la propia ministra la semana pasada con aires de heroicidad. La más alta ocasión que vieron los siglos. Me río yo de Granada y de Lepanto. Del ir «de la ley a la ley». De haber coincidido en el tiempo, Velázquez no habría pintado la rendición de Breda, sino a Yolanda Díaz saliendo de la cama.
Yolanda, que el viernes madrugó… Porque Podemos necesita un milagro gordo, algo así como una ministra de Trabajo madrugando -trabajar es otra historia-. Pero Yolanda,...
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