Los queremos en casa. Una pancarta con esta petición recibió esta tarde a las autoridades presentes en el funeral de los 21 fallecidos en el naufragio del Villa de Pitanxo. La misma demanda trasladaron los familiares a los Reyes, que se desplazaron a Marín para mostrarles su apoyo ante una de las peores tragedias marítimas de los últimos años. Don Felipe y Doña Sofía se reunieron con ellos unos minutos antes del inicio de la misa para escuchar sus reclamaciones. En el encuentro participó también el ministro de Pesca, Luis Planas, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo y la alcaldesa de Marín, Maria Ramallo. La otra gran demanda es que se sepa la verdad de lo ocurrido justo antes de que el gélido mar de Terranova se tragase al pesquero hace poco más de un mes.
«Hemos pedido que descansen en paz, pero tambien intentar recuperar a los doce que faltan», aseguró durante la ceremonia, María José de Paz, hija del jefe de maquinas, desaparecido en el naufragio. De paz también reclamó conocer «la verdad de lo sucedido», ante las diferentes versiones que han relatado los supervivientes. Para los que han quedado huérfanos, mañana 19 de marzo será un día duro, recordó. «Vivimos situaciones muy difíciles esas doce personas se merecen ese pedacito de nosotros para irlos a buscar. Y sobre todo justicia», coincidió Kevin González, otro de los hijos de los desaparecidos en declaraciones a los medios tras el funeral. De Paza agradeció «el cariño y empatía» manifestado por los Reyes
Oficiada por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, la ceremonia religiosa empezó pasadas las seis de la tarde en el Templo Novo de Marín. Barrio trasladó el apoyo de toda la sociedad gallega y también del Papa Francisco. «Os ha llevado en el corazón, Galicia, España y tantas personas más allá de nuestras fronteras que han pedido que transmita sus condolencias», aseveró el arzobispo.
Fue un funeral marcado por el dolor de la pérdida, la ausencia de los cuerpos de 12 de los 21 fallecidos y por las múltiples dudas que rodean al accidente. El Villa de Pitanxo había partido el pasado 25 de enero del puerto de Marín y tras realizar una escala en Vigo zarpó hacia las duras aguas de Terranova (Canadá) a pescar fletán. Nunca más regresó. El 15 de febrero, en medio de un fuerte temporal, el buque se hundía a 450 kilómetros de distancia de la costa. Sólo tres tripulantes, el patrón del barco, Juan Padín, su sobrino, Eduardo Rial y el marinero Samuel Kwesi Koufie fueron rescatados con vida. Tras 36 horas de rastreo, las autoridades canadienses suspendieron la búsqueda de los desaparecidos por las malas condiciones meteorológicas de la zona. Aunque algunos pesqueros gallegos que faenaban por la zona intentaron durante los días siguientes recuperar los cuerpos, nunca aparecieron. Los familiares siguen peleando para que el Gobierno español ponga los medios necesarios para acceder al barco y comprobar si algunos de los cuerpos se quedaron atrapados en su interior. Así se lo pidieron por escrito en una carta remitida al presidente Pedro Sánchez, pero la respuesta del Ejecutivo no abre la vía a la esperanza.«Ignoro que precio pueden tener los medios para ir allí abajo», indicó Kevin González, pero reclamó que se intentase.
Las familias también exigen explicaciones sobre lo ocurrido el día del naufragio. Hay dos versiones contradictorias. El patrón y su sobrino aseguran que que el accidente se produjo durante la maniobra de virada del aparejo. Según ellos, el pesquero se hundió «de forma muy rápida» por los golpes de mar que lo escoraron, después de sufrir una parada en el motor principal. Este viernes no estuvieron presentes en el funeral. Sin embargo, el tercer superviviente declaró ante los investigadores que el patrón no habría atendido a las advertencias de los marineros. Samuel Kwesi Koufie fue recibido esta tarde con aplausos por el pueblo de Marín. Días antes había relatado que la tripulación había pedido al patrón que soltase la red y dejase caer el pescado al mar, lo que podría haber permitido corregir la escora y haber evitado el naufragio. Las familias agradecieron públicamente en el funeral su presencia. Además de la investigación que está llevando a cabo la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim), órgano dependiente del Ministerio de Transportes, la Audiencia Nacional también ha abierto su propia investigación para dirimir si existe responsabilidad penal en el hundimiento del pesquero. Hace una semana el juez Ismael Moreno preguntó a Fiscalía sobre si la Audiencia es competente para iniciar una investigación sobre el suceso.
Tras finalizar la ceremonia religiosa, la banda de música de la Escuela Naval de Marín, en la que estudió el Rey Felipe, interpretó la salve marinera. En las inmediaciones del templo numerosos vecinos de la comarca de O Morrazo se concentraron para darle el último adiós a los marineros fallecidos. A la ceremonia acudieron también numerosas autoridades como el delegado de Gobierno, José Miñones, el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, la conselleira do Mar, Rosa Quintana, la vicepresidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, los alcaldes de Vigo y Pontevedra, Abel Caballero y Miguel Anxo Fernández Lores o el secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso.
